El boleto es charrúa, con la última gota de sudor

3Uruguay deja tendido en penales a Ghana, que tuvo más piernas pero careció de mente fría en el desempate

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JohannesburgO.Con la última gota de sudor, casi en la frontera del colapso total, Uruguay logró rescatar el boleto a semifinales ante los gladiadores de Ghana.

La Celeste tuvo que llegar hasta los penales y perderá hombres por suspensiones. Fue una batalla costosa, que los deja “tocados” para el próximo duelo ante Holanda. Pero solo así, empeñando hasta la piel, es posible vencer a este equipo africano de atletas privilegiados.

Los charrúas invocaron su vena más latinoamericana para asumir este compromiso. Plantearon un futbol de toque y desplazamiento, con mucha posesión de pelota, en vez de retar a los ghaneanos con un inútil juego de choque.

El encuentro estuvo parejo, mas careció de vistosidad en sus primeros compases. Cuando hay tanto que perder nadie quiere arriesgar las fichas y se conforma con lanzar la apuesta mínima.

Hacia el final de la primera mitad, Ghana se encontró una mina de platino con el gol de Sulley Muntari, que tomó desprevenidos a la zaga y el portero uruguayos. Era un rédito exagerado, por la poca inversión de los africanos, pero este deporte es a fin de cuentas un ejercicio de efectividad.

Reacción. Uruguay sabía que con pelotas al vacío o diagonales rumbo al área Ghana lo iba a pasar mal. Solo había que deshacerse rápido del cuero: al primer toque de más tres guardias de seguridad llegaban a imponer la macana.

Forlán, otra vez imparable, lanzó un misil de tiro libre para igualar. Con la inercia del gol, Uruguay tenía todo montado para llegar a la siguiente estación. Sin embargo, hubo una cara factura por el tremendo esfuerzo de esos minutos.

Ghana, en cambio, parecía que estaba saliendo del calentamiento. Al estilo de Mohammed Alí, dejaron que el rival tirara golpes, uno tras otro, y luego abrieron la coraza para salir de excursión.

Por ello los tiempos adicionales se jugaron en el área charrúa. Uruguay no tenía gasolina; Ghana estaba con tanque lleno. Era un equipo fresco ante otro extenuado, que suplicaba por una cantimplora para no deshidratarse en el desierto.

A punto de caer rendidos, Luis Suárez le metió la mano a la bola cuando los africanos estaban a un milímetro de causar la herida definitiva y el árbitro ya se llevaba el silbato a la boca. Fue un acto reflejo, sin tiempo para meditar, pero se convirtió en la mejor decisión luego de que Asamoah Gyan estrellara el penal contra el horizontal.

En la tanda de desempate, Uruguay sacó lo último de su reserva anímica. Ghana perdió la ventaja, porque ya no era cuestión de piernas frescas, sino de mente fría.

Fernando Muslera se puso el traje de Supermán para atajar dos de los remates y permitirle a la Celeste volver a una semifinal. La batalla quedará en el cuadro de partidos épicos del futbol uruguayo.