Confuso reencuentro

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Del futbol inteligente, ese que crea espacios y desestabiliza al rival, la Selección Sub-23 de Costa Rica pasó al desorden y a la confusión luego del entretiempo, y terminó vencida, 2 a 1, por su similar de Venezuela.

El camino hacia Canadá, que a su vez debe conducir a la tricolor a Atlanta 96, es largo. Pero hay tiempo para que se puedan corregir los errores cometidos ayer.

Ineficacia para dejar el balón en la red: ese fue el principal pecado que cometió el cuadro costarricense. Mas, desde luego, el problema señalado atañe a todo el futbol tico.

Si se olvida la confusión imperante en la complementaria, tras la salida del talentoso Wilson Muñoz y se mira el futbol de toque, de jugadores que desbordan al adversario con facilidad en el último cuarto de cancha, es posible determinar de que Costa Rica tiene un futuro prometedor en este nivel.

Con el concurso de Try Bennett por el costado derecho, de Morales, por el izquierdo, de Gómez y Wanchope en el ataque, los ticos generaron claras ocasiones de gol en el primer período.

Control en la zona medular y aceptable acompañamiento entre sus futbolistas. Estos dos aspectos le bastaron a la Selección para tener mejor presencia que Venezuela.

Producto de una acertada combinación de pases, los ticos abrieron el marcador al minuto 15 por intermedio de Sergio Morales. Se confirmó en esa acción, la necesidad de que la tricolor apele al buen tratamiento de la pelota.

Después del descanso, el panarama cambió radicalmente para la escuadra local y los venezolanos pasaron a comandar el cotejo.

Lucieron más ordenados en la zaga, con un mejor manejo del balón en el mediocampo y con mayor fuerza para penetrar la defensa rival. Gracias a un disparo de tiro libre, cobrado por Félix Hernández al 58 y que resultó desviado por un defensor tico, los suramericanos igualaron el marcador.

Con la confianza de imponer las reglas en el partido, los suramericanos se animaron para ir al frente. Alexis Chirinos --minuto 67-- con un certero cabezazo complació a los pocos compatriotas que aplaudían a su Selección desde las gradas. 2 a 1 en la pizarra.