Con una burla y una risa se calificó labor de Luis Prieto

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Jorge Luis Pinto llamó al readaptador físico de la Selección , Luis Prieto, al centro del campo, donde tenía reunidos a todos los futbolistas tras un entrenamiento.

Unos cuantos días antes le solicitó que pensara en tres ejercicios alternativos que los propios jugadores pudiesen realizar para regenerar con mayor eficiencia.

Le dijo: “A ver, ahora sí, hágalos”. Prieto los ejecutó con obediencia, pero recibió de respuesta, con una risa de por medio, un “eso no sirve para nada”.

El tico-español, con experiencia en el Viejo Continente y reconocido por hombres como Christian Gamboa y Celso Borges como un valioso agente activo de la campaña mundialista, todavía se pregunta el por qué de la actitud avasalladora del técnico.

De hecho, la recuperación de las rodillas de dichos futbolistas también generó conflictos.

“Entre todo el departamento médico se pactó un plazo para tenerlos al 100%. A él no le gustó y se lo quería saltar. Me dijo que yo era un egoísta y que si quería dejarme los jugadores para mí. Yo no lo podía creer”, añadió.

Pero hubo más descargas: “Nunca me miraba a la cara y casi siempre me dejaba hablando solo, pero si no, me decía que seguramente yo no venía de España, que esos métodos no valían de nada”.

“Yo trabajé con entrenadores muy rígidos, muy duros. Pero ellos me miraban a la cara y a solas y me decían: esto no me gusta. Así, perfecto. Pero nunca había vivido eso con un técnico”.