Cuenca. Argentina nos pegó ayer un par de cachetadas, tan sonoras como dolorosas, que nos despertaron del sueño triunfalista en que nos sumió la victoria del viernes último ante Guinea, pero que, bien encauzadas, pueden ayudarnos a mejorar con miras al partido decisivo por la clasificación ante Portugal, el miércoles.
Después de un primer tiempo de buen nivel, en el que llegamos inclusive a poner en jaque a los albicelestes, parpadeamos un par de veces en el complemento, en los minutos 62 y 83, y caímos derrotados 2 a 0, evidenciando que el principio de concentración no forma parte de nuestro repertorio.
El orden, equilibrio, actitud para ir al frente y aplomo en la marca para anular a los hombres más importantes del rival, que nos caracterizaron durante los primeros 45 minutos, se esfumaron en el complemento y dieron paso a un repliegue temprano y a desaciertos en la línea del fondo, que facilitaron a Caserío y La Paglia sacudir nuestra red.
Pasividad en el banco
Nos faltó, también, capacidad de reacción en el banquillo pues no se entiende la pasividad del técnico, Armando Rodríguez, en el primer cuarto de hora del complemento, cuando Argentina encimó, fortalecida por los cambios de Cubero, Caserío y Calabria, y nosotros nos quedamos sin arresto físico para contenerla.
Se imponía el ingreso de hombres con piernas frescas, que taparan la salida gaucha desde el fondo pues Alonso Solís, Román Vargas y Alvin Villavicencio, que obstruyeron a los laterales-volantes celestes en la inicial, estaban exhaustos tras el desca
nso y carecían de recursos para reeditar su buena actuación. Tampocó nuestro entrenador apeló al tiempo muerto para reordenar el trabajo de la defensa nacional en esa instancia clave del juego, que quizá habría permitido enfriar al rival, preparar las permutas requeridas y aspirar a alterar el rumbo de la historia.
Gilberto Morant llegó en el minuto 63, cuando caíamos 1 a 0, mientras que Jorge Koki Fernández, el salvador de la noche ante los africanos, pisó terreno de juego al 71, justo en el momento en que Argentina, conforme con la ventaja mínima, se replegó con inteligencia a la espera de un contraataqyue propicio.
Precisamente le llegó en el minuto 83. La Paglia desarmó a Fonseca, vio el claro y se largó en procura de nuestra meta, ante la mirada complaciente de Fernández. Recorrió más de 40 metros en soledad, la depositó en el punto de penal y Gatti solo tuvo que colocarla al palo derecho de la valla de Fausto.
El 2 a 0 tuvo el efecto del cachetazo a mansalva. Nos despaviló, pero no tuvimos fortaleza ni capacidad para alterar el destino del partido. Nuestras mejores esperanzas perecieron cuando el juego estaba 1 a 0, y sendos remates de Morant y Fonseca nos hicieron alentar la ilusión. Pero nada más.
La mecha del festejo o del velorio se encenderá el miércoles contra Portugal. El cotejo es clave pues, tras el descalabro lusitano ante Guinea, 3 a 0, se entreabren las puertas para una eventual clasificación.
Camino a la segunda fase
Fabio Vega
Redactor de La Nación
A pesar de la derrota sufrida ayer, Costa Rica conservó el segundo puesto del Grupo B, empatada a 3 puntos con su similar de Guinea.
Mantuvimos esa posición de privilegio gracias al goleo. La Infantil tiene 2 goles anotados, 2 recibidos y 0 negativos, en tanto que Guinea contabiliza 3 anotados y 4 recibidos, para 1 gol negativo.
Algunas opciones para clasificar el miércoles entrante a la segunda ronda son las siguientes:
Ganar por 1 a 0 o más a Portugal y que Guinea pierda o empate contra Argentina Costa Rica quedaría eliminada si pierde contra Portugal y Guinea gana o empata a ArgentinaEmpatar con Portugal y que Guinea iguale contra Argentina. Perder contra Portugal por 1 a 0 y que Guinea pierda por similar cifra o más ante Argentina. El gol a favor nos clasificaría a pesar de que ticos, portugueses y guineanos tendrían tres puntos.