Como juega el gato maula...

Sin adversario al frente, la Sub-23 da el primer paso rumbo a Atlanta 96

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"Como juega el gato maula con el mísero ratón", dice el tango. Sin un rival de fuste, todo fue cuestión de tocar y correr, de centrar, tirar y sumar goteras.

Uno, Gómez llega y dispara; el arquero isleño bloquea y agoniza, bola suelta y gol. Dos, tres y cuatro... Mullins, demoledor; cinco, Parks desde el punto blanco.

Si el primer lapso alimentó dudas sobre el rendimiento del plantel nacional, a partir del entusiasmo y la velocidad de Bérnal Mullins, quien ingresó por Rónald Gómez en el segundo tiempo, las interrogantes quedaron saldadas. Y la superioridad manifiesta de Costa Rica se reflejó con justicia en el marcador.

A decir verdad, los visitantes no mostraron más virtudes que la agilidad y, sobre todo, la simpatía de su arquero, Dwyane Adams, así como el sabor latino del delantero Janeiro Tucker. Su futbol inteligente fue algo de lo poco bueno que aportaron los blanquiazules. Sin embargo, cuando salió expulsado merced a una acción brusca en el minuto 66, Tucker borró su cartel futbolístico y nos mostró la credencial de un pachuco.

Brillo y opacidad

Dado el poco nivel del adversario, vale entonces analizar las virtudes y las deficiencias que enseñó la escuadra nacional.

En la zaga no hay problemas. Parks es el líder; Marín, su escudero; Fonseca, el carril de arrastre; Try, el impulsor.

Mas, ¡atención! En la zona de creatividad, el talento de Jafet no siempre rima con la picardía de Morales. A veces, ambos buscan el sector ofensivo izquierdo y tienden a confundirse.

En la delantera observamos a Rónald Gómez -después de su gol de apertura en el minuto 7- perder proyección; a Jewisson creer que la bola es suya y, de nuevo, en el mediocampo no logramos descifrar la función que pretendió desempeñar Wallace.

A todos nos quedó claro que la ventaja parcial de dos goles con que arrancó el partido (2 a 0 en el primer enfrentamiento) sumaba el caudal suficiente para bregar con tranquilidad e invertir en un nuevo triunfo solo el esfuerzo necesario.

No obstante, no más de entrada, a los 22 segundos, los isleños casi nos hacen una diablura, y a lo largo de varios tramos en esta etapa el equipo nacional desapareció del campo.

El orden llegó en la segunda parte, cuando la velocidad de Mullins minó a Bermudas y lo metió en una enorme dificultad. No hubo nadie para frenarlo y el morocho se dio gusto en los mecates, en los minutos 55, 57 y 64. Después, al 84, Parks puso el quinto, al cobrar de penal una falta que Lewis le cometió a Jafet.

La victoria es incuestionable. Ayer, los pasos del tango los dictamos nosotros. Juan Blanco y su asistente, José Luis Bustos, trabajan y Costa Rica sigue adelante. Sin embargo, el proceso es sinuoso y, camino a Atlanta, lo que viene se torna difícil.