Barcelona de Pep está en el cielo

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El Barcelona de Guardiola descansa en el cielo de los mejores equipos de la historia. Ese “más allá” ha de ser algo así como una cancha entre las nubes, de zacate natural, en perfectas condiciones, como campo de golf, con un eterno sol de media tarde, en el que se turnan el Real Madrid de Di Stéfano, el Santos de Pelé, el Milán de Sacchi, la Quinta del Buitre..., los Galácticos no (esos juegan en el anexo y gastan media tarde posando para el poster y haciendo comerciales)..., ¡el Ajax de Rinus Michel!... Perdón, por los muchos que olvido.

Entre tantos, mis respetos al incorporado recientemente Barça de Pep, al que tanto odié por bueno, despiadadamente bueno, egoístamente bueno, casi indescifrable. Digo casi, porque no hay equipo eterno: si no lo descifran los rivales, el tiempo se encarga.

Hoy me convenzo más del genio que vive al borde de la gramilla, perfectamente vestido, elegante, con las mangas arrolladas, que supo el momento justo de partir a su año sabático, para luego aventurarse en el Bayern Múnich, otro equipo con estilo, jugadores y calidad suficientes para llegar al cielo de los mejores. Si lo logra, lo sabremos después de algunas temporadas, cuando dispute el reinado con el Madrid de Ancelotti.

Pero volvamos al Barcelona de Guardiola, el que de tanto pase gastaba la pelota y la dejaba al final como una de fútbol 5. Ese, ya fue.

El culpable es Luis Enrique –dicen algunos–. Pero la culpa no es suya. Los tiempos pasan y aunque con Messi y Neymar cualquier equipo es capaz de disputar trofeos, ya nadie puede devolver los tiempos. Ni siquiera el fantasioso regreso de Guardiola –por el que ya empezó a preguntar la prensa–.

Iniesta ya no es el mismo Iniesta, Xavi ya no es el mismo Xavi y Messi... bueno, pues Messi tampoco parece ser el mismo Messi, al menos en lo anímico.

Este Barça es capaz de pelear cualquier torneo; lo que está fuera de su alcance es aquel dominio implacable. Como aficionado al Real Madrid, doy gracias por la oportunidad; como aficionado al fútbol, solo puedo decir: Dios tenga en la gloria al Barcelona de Guardiola.