Conflicto entre los Colts y el alma del equipo

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Ningún equipo está hecho tan a la medida de un jugador como los Colts de Indianápolis lo están a la imagen de Peyton Manning.

Tanto así, que este conjunto solo ganó un partido la temporada pasada, sin él como estelar.

Sin embargo, parece que la franquicia se alista a cerrarle la puerta y tomar nuevo rumbo.

La encrucijada no es simple. Los Colts deben elegir entre mantenerse con Manning –el actual rostro del equipo y casi que de toda la NFL– o escoger al talentoso Andrew Luck, con su primera opción en el draft venidero.

El año pasado, cuando los Colts y Peyton firmaron un acuerdo de $90 millones y cinco años, fue el propio jugador quien pidió reformar el trato para que fuera 1-4. Es decir, que sea necesaria una confirmación en este 2012.

El motivo, el cuello de Manning, quien tuvo que ser operado y por eso se perdió la campaña.

Esa confirmación debe hacerse a inicios de marzo y debe venir acompañada con un bono de $28 millones para el quaterback.

La presión aumentó la semana pasada, cuando Peyton anunció que dos dictámenes médicos distintos le daban el aval para jugar. Allí se acabó la carta favorita para los Colts, la de que Manning se retirara por cuenta propia.

Las opciones. Ahora, los Colts pueden retener a Peyton y buscar otro Super Bowl en lo que le resta de su carrera. Esto incluiría intercambiar la opción por Luck o al mismo Luck por jugadores, para subsanar las múltiples carencias del equipo.

Otra posibilidad es abandonar a Peyton, optar por Luck y reconfigurar el club a su alrededor. Esta es la más posible. Andrew está listo para jugar en la NFL y no se puede dejar pasar así como así al llamado a ser el próximo Peyton Manning. Aunque eso implique abandonar al actual Peyton Manning.

También, renegociar con Peyton y sentar a Luck mientras aprende de uno de los mejores. Esto es casi imposible. Pagarle a Manning y a una primera selección del draft significaría gastar alrededor de $120 millones por cuatro años en una sola posición, lo que comprometería el futuro de la franquicia y su posibilidad de darle, a cualquiera de los dos, un cuadro contendor.