Cachorros tuvieron su celebración del siglo

Unos cinco millones de fanáticos salieron a calles de Chicago para festejar el título

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Chicago. AP David Ross se tomó un selfi frente a una multitud de miles de eufóricos fanáticos. Anthony Rizzo se conmovió casi hasta las lágrimas. Joe Maddon celebró como si estuviese en un concierto de rock.

La fiesta que demoró más de un siglo en cuajarse se desató por todo lo alto el viernes en Chicago.

Los Cachorros y cinco millones de fanáticos, según cálculos oficiales, festejaron con un desfile desde Wrigley Field y un rali en el parque Grant, frente al lago Michigan, el primer título de Serie Mundial del equipo en 108 años.

El catcher Ross y otros jugadores entonaron la canción Go Cubs Go en la tarima para el deleite del público. “¡Se nos dio! ¡Se nos dio!”, exclamó el primera base Rizzo.

El manager Maddon –quien usaba un gorro tejido, lentes oscuros y una camiseta con la frase “We didn't suck” (No la embarramos)– se deleitó con la escena del mar de azul.

Este tipo de festejo no tiene precedentes para los fanáticos de los Cachorros, que no habían ganado un título de Serie Mundial en 108 años hasta que conquistaron la corona el miércoles en el sétimo partido ante los Indios de Cleveland. La última vez que los Cachorros habían disputado el Clásico de Otoño fue en 1945.

Miriam Santiago dijo que durante los playoffs cargaba con agua bendita, su rosario y una pelota verde para la suerte. El viernes trajo una máscara de una cabra con dinamita en la boca, mientras otros fanáticos posaban para fotos afuera de Wrigley Field.

La mujer estaba segura que sus amuletos de la buena suerte ayudaron a revertir la Maldición de la Cabra, la historia del dueño de una taberna de Chicago que supuestamente maldijo a los Cachorros porque el equipo le prohibió entrar al estadio con su mascota –una cabra– en la Serie Mundial de 1945.

Antes de llegar al parque Grant, muchedumbres de fanáticos de todas las edades, la mayoría vestidos con los colores azul y blanco del equipo, aclamaron al equipo en una caravana que llevó a los jugadores por Lake Shore Drive. El ambiente era festivo, ayudado por un clima cálido y soleado.

Jarvis Moffert, un retirado de 50 años, llegó al parque a orillas del lago temprano por la mañana para deleitarse con el ambiente. “Soy un fanático de los Cachorros de toda la vida”, dijo, mientras apuntaba al cielo y al público. “ Uno vive para esto. No hay nada mejor”.

La ciudad también tiñó de azul brillante el río de Chicago para homenajear al equipo, como hace todos los años al teñirlo de verde para el Día de San Patricio.

El viernes era feriado en las escuelas públicas de Chicago, por lo que los 390.000 estudiantes pudieron acudir a las festividades.