Un hito educativo

La educación nacional reconquista el libro de texto

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La noticia no puede ser más grata: la dotación a escuelas y colegios de 3,5 millones de libros de texto para el próximo curso lectivo, de parte del Ministerio de Educación Pública, fruto de una inversión de 900 millones de colones y de una labor académica esmerada de la Universidad de Costa Rica. Participan también en este proyecto casas editoriales privadas.

350 mil estudiantes de los sectores más necesitados recibirán gratuitamente una colección de textos en matemáticas, español, estudios sociales y ciencias, y 200.000 estudiantes de mejores condiciones socioeconómicas podrán disponer de estos libros en las bibliotecas de los centros educativos. Estos textos serán administrados por las juntas de educación y las juntas administrativas que constituirán un fondo editorial. Asimismo, se entregarán 100 mil guías didácticas a 30 mil profesores.

Además de la repercusión educativa inmediata de este esfuerzo, es digno de resaltar que las zonas rurales serán las más beneficiadas, que por primera vez en la historia de la educación costarricense los estudiantes de I, II y III ciclo de enseñanza general básica, en las zonas más pobres, disfrutarán de libros de textos y que, desde hace 12 años, buena parte de los estudiantes de la educación básica carecen de libros para estudiar.

La bondad y proyección de este grandioso proyecto, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se puede valorar mejor por su contrario: el perjuicio causado a varias generaciones de niños y adolescentes por la falta de libros de texto. Se le negó, durante muchos años, a la porción más importante del país, en pleno desarrollo físico, intelectual y moral, uno de los soportes más sólidos y eficaces en su proceso de formación: el libro, contrapartida del educador. ¿Cómo estudiaron estos niños y adolescentes? ¿Cómo enfrentaron el desafío del mundo de la imagen? ¿Qué hábitos de lectura y qué disciplina de comprensión de lectura pudieron desarrollar? ¿Cuál fue el efecto de estas graves deficiencias estructurales en su formación posterior, máxime si se tiene en cuenta que algunos de los textos en vigor contenían errores formales y sustanciales de todo género?

Corresponde ahora al Ministerio de Educación Pública, como se ha planeado, sacar el máximo provecho de esta gran biblioteca nacional de textos escolares, mediante la preparación de los educadores y de los alumnos. Esta distribución de libros, aunado al aumento del curso lectivo --aunque todavía queda cojo-- y al replanteamiento de la educación, levantan el espíritu de los costarricenses y nos hacen abrigar nuevas esperanzas. Un educación excelente, en transmisión de conocimientos y de valores, de destrezas y forja de actitudes, cualquiera sea su modalidad: todo lo demás vendrá por añadidura...

Los desafíos nacionales hoy son numerosos y dramáticos. El principal de ellos se encuentra, sin embargo, en las aulas --en el diálogo entre el educador y el alumno-- y en el seno de las familias. El libro de texto constituye un poderoso vínculo de unión entre estos grupos. Complementa la labor del educador, forma y abre nuevos horizontes al estudiante y atrae a los padres de familia.