Secuestro en Limón

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Los enemigos del desarrollo económico y social de Limón están adentro y se imponen a la brava. Un grupito de 1.500 personas, privilegiadas con salarios mayores al promedio estatal y con bonificaciones inusuales, se ha arrogado el derecho de representar a los limonenses.

Ese grupito se toma la potestad, incluso, de disponer de la obra pública, como si fuera propia. Cuando les viene en gana, “secuestran” los dos puertos, dejan de atender barcos, dejan de cargar y descargar para irse a una reunión, como ocurrió el sábado, o para reclamar más privilegios con huelgas. ¿A quién se le ocurre cerrar un puerto? Si un trabajador se enlista para servir barcos, debe tener claro que el horario de las naves manda, no el del sindicato. Cuanto más se deje un barco en bahía, más alto será el costo, y esa factura la paga el consumidor (nosotros) en cada producto importado.

El Sindicato de Trabajadores de Japdeva (Sintrajap) se ha convertido, así, en un obstáculo para sacar adelante a los limonenses y ha encarecido las importaciones y exportaciones. Ellos, los sindicalistas, se han apropiado del “sentir limonense” y han hecho creer al país, incluso a los candidatos presidenciales, que Limón es lo que piensa y decide Sintrajap. En ese sentido, han “secuestrado” también a una clase política.

Sintrajap teme que la construcción y operación del megapuerto de contenedores dado en concesión a APM Terminals los saque del mercado. Sí lo hará, si continúan en esa modorra. Pero, si compiten con trabajo, serán complementarios porque APM, más bien, es desarrollo. Generará más empleos (les quitará el monopolio del trabajo a los de Sintrajap) tanto en la construcción como en la operación. Son, al menos, 400 empleos directos, más todos los servicios que genera un puerto. Si Limón necesita empleos, allí habrá.

Pero APM también permitirá financiar obras públicas en Limón, lo cual ahora Japdeva apenas hace porque la partida para “desarrollo económico y social de la Vertiente Atlántica” se la come la convención colectiva de estos 1.500 trabajadores.

Es hora de que los limonenses abran los ojos y decidan. Es necesario que el sindicato entienda que es sano reclamar, siempre y cuando deje opciones para los limonenses que hoy no se benefician de Japdeva y que también anhelan mejor vida. Lo digo como limonense que debí dejar el puerto ante la falta de oportunidades.