Los dos bonos demográficos

Aspectos que coadyuvan a disipar visiones apocalípticas de la demografía del país

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Costa Rica disfruta de un bono o dividendo demográfico desde hace décadas, y en años recientes la demografía le está girando un segundo bono que es menos conocido. Trataré de explicar en qué consisten estos bonos. Espero que esto disipe visiones apocalípticas de la demografía del país, que pretende despojar a la gente de sus derechos reproductivos -sí, y entre estos derechos está el de esterilizarse en hospitales públicos- para que tengamos mano de obra barata dispuesta a recoger café, cortar caña o prestarnos servicios domésticos.

En el ciclo vital de la persona hay un tiempo para crecer y prepararse, otro para producir, y reproducirse y un tercero para ser abuelo, descansar y cosechar los frutos de una vida de trabajo. La demografía hace que en una sociedad varíe el balance numérico de personas en estas tres etapas vitales. En un extremo está la demografía del derroche de vida, que prevaleció en casi toda nuestra historia y que es más cercana a las especies inferiores, consistente en reproducirse en grandes números para compensar una elevada mortalidad. En este régimen, la vida carece de sentido una vez concluida la reproducción. En el otro extremo está la demografía de economía de vida, en la que la mortalidad es mínima y la natalidad también es baja pues, si no lo fuese, tendríamos explosión demográfica que eventualmente elevaría otra vez la mortalidad, como lo predijo Malthus.

Economía de vida. Cuando hay derroche de vida, la población es joven: predominan los individuos de la primera etapa del ciclo vital. La mitad de la población de Costa Rica era de niños menores de 15 años en tiempos no tan lejanos. Cuando hay economía de vida, la población envejece y cobra importancia la tercera etapa del ciclo vital. Los adultos mayores de 65 años pueden llegar a ser la cuarta parte de la población. Costa Rica llegará a esa proporción dentro de unos 40 años.

En el tránsito de población joven a envejecida, que demora varias décadas, la demografía le regala a la sociedad una ventana de oportunidad para que desarrolle sus potencialidades, consistente en una inflación del grupo de adultos jóvenes; es decir, mucha gente en la segunda etapa del ciclo vital cuando los humanos generamos excedentes pues producimos bastante más de lo que consumimos. Este es el bono demográfico. La razón productores a consumidores está aumentando en el país desde 1970 aproximadamente. En el 2020 se acabará este bono.

Estudios del Banco Mundial sobre los orígenes del extraordinario desarrollo de los tigres asiáticos estiman que quizás la cuarta parte se debió a que aprovecharon bien el bono demográfico.

Etapas productivas. Un segundo bono se origina en la distinción de dos etapas del periodo productivo de la persona. La primera, que puede ir hasta los 50 años de edad, es la de procreación y crianza de los hijos y formación de un patrimonio. Todo el excedente que producimos en esos años (o incluso más, con endeudamiento) se nos va en estas actividades. Los hijos adolescentes o en la universidad pueden ser especialmente costosos. Pero una vez superada esta fase, pasamos a otra de relativa holgura y de máxima acumulación de riqueza. Esa riqueza, en forma de ahorros, bienes raíces o derechos de pensión, nos la comemos gradualmente después, en las edades de retiro y hasta la muerte. Las edades de máxima acumulación pueden estar entre los 50 y 70 años. Cuando hay una población relativamente numerosa en estas edades, tenemos el segundo bono demográfico, con una razón elevada de tenedores de riqueza respecto a generadores de ingreso, que le permite a la economía incrementar el capital (físico y también humano) por trabajador y, consecuentemente, la productividad. Esta razón en Costa Rica está aumentando desde el 2000 aproximadamente; es decir, desde el momento en que la generación del baby-boom comienza a volverse cincuentona. El país no tendrá este bono hasta el año 2050 aproximadamente.

Los bonos demográficos no significan automáticamente más riqueza, sino solamente el potencial de ser más ricos. Para aprovechar el primer bono, que ya está en sus últimos años, el país requería pleno empleo, sistemas para captar los excedentes (impuestos entre otras cosas) y programas apropiados de inversión en capital humano y físico. Para cobrar el segundo bono que está apenas en sus inicios, Costa Rica necesita desarrollar sistemas de ahorro y mercados de capitales y de bienes raíces. Debemos adquirir consciencia de que hay que prepararse para una vida relativamente larga después del retiro y que no debe esperarse todo de papá Gobierno (ni de los hijos). Además, los enormes fondos de pensiones y similares que este bono puede generar deben administrarse sabiamente y no invertirse solo en papelitos del Gobierno, que en cualquier momento pierden su valor.