La magia del momento

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El pasado miércoles 5 de mayo, tuvo lugar, en el foyer del Teatro Nacional, el concierto del pianista y compositor cubano Frank Fernández a beneficio de la lucha contra el cáncer infantil en Costa Rica.

En un programa dedicado casi totalmente a Frédéric Chopin, en conmemoración a los 200 años de su nacimiento, el maestro Frank Fernández nos introdujo, como un prestidigitador, a la esencia misma de los sentimientos en su forma más elevada.

La cuidadosa ejecución nos regaló tristeza, alegría, pasión transmitida por un virtuosismo, no sólo en la velocidad requerida, sino también en la quietud y la fuerza de la evocación.

El Preludio, opus 28, n.º 14 , nos transportó junto a Dante y nos hizo sentir las gélidas aguas de la laguna Estigia.

También nos hizo vivir la nostalgia de una patria lejana en la Polonesa heroica.

Tuve el placer de escuchar al gran artista cubano unos años atrás y guardé, en la memoria de los sentimientos, aquel momento como algo mágico.

En esta segunda oportunidad, me di cuenta de que Frank Fernández vuelve mágicos todos los momentos en los que comparte su arte con nosotros.

Su Suite para dos pianos es una obra que revive el folclor latinoamericano en una compleja escritura que fue vertida a nosotros con impecable sencillez digna de un gran maestro.

Sí, fueron momentos mágicos.

La organización de encuentros musicales como este revelan la madurez cultural de nuestra sociedad en el mejor escenario posible: el Teatro Nacional.