Yo soy Duke

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Los ojos de Duke hablaban demasiado en la fotografía de portada de este diario, el sábado. Acostado sobre una cobija azul, y abrigado por un paño rojo, tenía la mirada perdida en el dolor que sufría por la amputación del hocico. Pero igual que sus ojos decían mucho, la mano blanca que le acariciaba su pelo negro le tranquilizaba con un “no estás solo”. Gracias a esa mano, gracias a la Asociación Vida Animal Costa Rica y a las muchas personas que se han solidarizado con este pequeño perrito callejero, de 10 kilos, atacado por un humano salvaje en Concepción de La Unión.

El desalmado que lo macheteó anda y continuará libre porque una mayoría de los 57 diputados le han dado la espalda al maltrato animal. Algunos se niegan a aplicar sanciones a actos como los del cobarde de Concepción porque también son igual de desalmados, pues no ven nada malo en que otros desalmados pongan a gallos o perros a pelearse hasta la muerte en redondeles de apuestas... es dinero, es negocio y por ello ciertos diputados se resisten a imponer penas de cárcel contra esta salvajada.

La negligencia de la Asamblea Legislativa a decidir pronto la aprobación o no del expediente 18.298 llevó a que la Asociación para el Bienestar y el Amparo de los Animales (ABAA) pidiera al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) llevar a referendo la decisión.

El TSE ya autorizó a esa organización recolectar firmas para plantear la solicitud. Se necesitan 160.000 –el 5% del padrón electoral–, cosa fácil ante la indignación popular.

Los diputados, con su omisión al legislar en un tema tan sensible, obligan a la ciudadanía a llevar a consulta popular un proyecto que ya tiene nombre: “Ley de Penalización del maltrato animal y la crueldad contra los animales, mediante la reforma y adición de varios artículos del Código Penal, la ley de bienestar animal y de otras leyes”.  Quizás no sea el mejor, pero es el que está.

Los 57 diputados, que llegaron a Cuesta Mora luego de rogar votos, se perderán –si no lo aprueban antes del eventual referendo– una oportunidad de reinvindicarse con electores descontentos con las mañas poco civilizadas de este Congreso; descontentos con el engaño de este gobierno que prometió en campaña esa ley, y poco ha hecho para empujarla. Hoy, por eso, en la recolección de firmas, somos Duke.

El autor es jefe de Redacción en La Nación.