¡Y toqué la historia!

Yo diría quesus apellidos fueron para Christiana más bienuna cruz

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Historia y geografía han sido siempre mi pasatiempo. A juzgar por acontecimientos recientes, creo que rocé la primera hace treinta y cuatro años, cuando fungí como subalterno de Christiana Figueres; yo, como secretario administrativo de nuestra Embajada en Alemania; ella, levantando vuelo en lo que sería una prolífica carrera internacional.

Durante más de veinte años perdí su rastro, hasta que resurgió hace un par de ellos, ya como noticia mundial, al nombrársele secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Por supuesto que admiré su triunfo orquestado en París, en diciembre del año pasado.

Cristiana hizo historia como diplomática en ese momento, como costarricense, ni hablar. Ahora, con su postulación a la Secretaría General del máximo órgano multilateral en el planeta, el potencial aumenta para que su nombre quede grabado en las mentes de políticos, periodistas, diplomáticos e historiadores de todo el mundo por años.

No me extraña que haya llegado a volar tan alto, habiéndola conocido de cerca cuando comenzaba a pequeños brincos a evolucionar como ciudadana de este mundo, aunque sí: ferozmente orgullosa de ser costarricense.

Su apellido. Algunos dirán que su cuna le dio un buen arranque. Yo diría que sus apellidos fueron para ella más bien una cruz, pues siempre estuvo consciente de que habría de vivir y trabajar a la altura de estos. Y creo que como decisión muy personal, ella se prometió no dejarse eclipsar ni por sus padres ni hermanos. ¡Vaya si lo ha logrado!

Yo, que compartí tantas horas de oficina y algunas de ocio con ella, cuando era más… digamos legítimamente ella, sin tantísimos compromisos y conexiones de alto nivel que tendrá ahora, lo puedo asegurar: Christiana tiene una inteligencia que aparte de ser, obviamente alta, es, ante todo, humana: empática, autocrítica, constructiva. “Sacó la tarea para el bien de todos”; ese sería un epitafio apropiado para ella.

Hay muchos factores y actores geopolíticos globales que definirán la próxima Secretaría General de las Naciones Unidas. La verdad es que casi todos ellos ajenos a la influencia de Costa Rica. Y, sin embargo, será el rendimiento de la diplomacia costarricense la que se pondrá a prueba en los próximos meses, en busca de apoyo para la candidatura de Christiana.

Ella comenzó su carrera diplomática en 1982 por inopia en nuestro Servicio Exterior. En 1991 se graduaron con maestría los primeros diplomáticos de carrera del Instituto Manuel María Peralta.

Habría que ver si en el siguiente cuarto de siglo el proceso de profesionalización en la Casa Amarilla logra vencer los compromisos políticos, familiares y de compadrazgo de ese ministerio, del Ejecutivo, del Legislativo y hasta del Judicial para producir diplomáticos de la talla y madera de Christiana Figueres.

El autor es comunicador.