¿Y la competitividad y el empleo?

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Los precios de los combustibles en Costa Rica son los más altos de la región, diferencia que se acentúa si comparamos los costos de los combustibles industriales en los países con los que tenemos tratados de libre comercio y con los que competimos, donde el más utilizado es el gas natural, sustancialmente más barato que el búnker y el gas licuado de petróleo (GLP), que son los usuales en nuestro país.

Los altos precios tienen su origen en las desventajas que surgen de la falta de competencia derivada de un odioso e inaceptable monopolio de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), a lo que debe sumársele un oneroso impuesto único a los combustibles.

La Junta Directiva de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) aprobó recientemente un cambio en la metodología para el cálculo de precios de los combustibles, la cual está pendiente de aplicación.

Según la información de la misma Aresep, el cambio traerá una disminución en la gasolina de aproximadamente un 1,8% y en el diésel de un 2%, pero esta raquítica reducción tendría serias repercusiones para la competitividad de la economía y el empleo, pues, la Aresep propone un aumento en el búnker del 34,5%, en el GLP del 72% y en el asfalto del 15,3%.

Como dijimos, los combustibles industriales son el búnker y el GLP, y los desproporcionados aumentos que propone la Aresep, prácticamente estarían acabando con la capacidad exportadora de la industria nacional.

Muy pocas empresas podrían sobrevivir para abastecer al mercado nacional, pues sería más barato el producto importado que el hecho en el país. En consecuencia, habría un incremento en el desempleo al cerrar muchas industrias debido a los altos costos de los combustibles industriales, que son esenciales para la manufactura.

Hoteles, restaurantes, sodas se verían seriamente afectados. El aumento se ensañaría contra el consumidor de menor poder adquisitivo, que depende de un cilindro de gas para cocinar y a quien la baja en la gasolina y el diésel prácticamente no llegaría.

El efecto dominó que se generaría llegaría a afectar negativamente incluso a Recope, pues al perder clientes industriales vería mermados sus ingresos, e incluso tendría que reasignar sus costos fijos de nuevo a la gasolina y al diésel, lo que haría desaparecer la minúscula reducción que anteriormente mencionamos para estos combustibles.

El problema de la nueva metodología que quiere emplear la Aresep es que aun con la pequeñísima rebaja en la gasolina y el diésel, estos combustibles siguen siendo los más caros de toda la región; con el aumento en los combustibles industriales y otros, mientras tanto, se genera un efecto devastador en el aparato productivo nacional, con gravísimas repercusiones para la economía y el empleo.

Por todo lo anterior, instamos a la Junta Directiva de la Aresep a desistir de este cambio en la metodología del cálculo en el precio de los combustibles, porque, a todas luces, resulta innecesario, inconveniente, desproporcionado y de funestas consecuencias para Costa Rica.

El autor es presidente de de la Cámara de Industrias de Costa Rica.