Volver al pasado

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El 20 de julio de 1969 ella se sentó frente al televisor a ver la llegada del hombre a la Luna. Quedó impactada cuando Neil Armstrong puso un pie en el satélite y pronunció la célebre frase: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”.

“Yo también quiero llegar allí algún día”, le dijo esa niña de siete años a su mamá. La respuesta de María Jerónima Rojas la marcó en la escuela, el colegio y en la universidad y hoy tiene a Sandra Cauffman en uno de los cargos más importantes de la NASA.

Esta costarricense, de 54 años, educada en escuela y liceo públicos, egresada del Colegio Luis Dobles Segreda, en La Sabana, es quien administra un presupuesto de $2 billones anuales para el control de todos los satélites que monitorean y estudian la Tierra.

“Nosotros éramos pobreciticos. Ella era una mamá soltera y, en vez de decirme ‘olvídese de eso del espacio, de la Luna, que estamos en Costa Rica, somos pobres y eso es imposible’, ella me dijo: ‘Esfuércese y estudie pues uno nunca sabe las vueltas que da el mundo’”.

Sandra Molina Rojas, su nombre inicial de soltera, se tomó a pecho el consejo. Estudió Ingeniería Eléctrica, obtuvo un bachillerato en Física y acumuló siete semestres de Ingeniería Industrial en la UCR.

Recuerda que su educación fue de tan “excelente calidad” que cuando hizo el TOEFL, el examen de idioma inglés para poder ingresar a una universidad de EE. UU., lo aprobó con lo aprendido en el colegio.

Hoy, precisamente, ella hace un ruego para que la enseñanza pública vuelva a lo que era antes, cuando daba una garantía de acceso a las universidades estatales de prestigio.

Hoy, dice Cauffman, “se ha creado una educación élite” donde los estudiantes de colegios científicos tienen mayores oportunidades que los de colegios académicos para acceder a la educación de primera que da la Universidad de Costa Rica, entre otras.

A esto agrego: es injusto que el Estado, adrede, forme bachilleres con abismos tan grandes entre sí. El modelo educativo público va mal y la opción no está en desmejorar los colegios científicos, sino en elevar el tipo de enseñanza de los colegios académicos.

Lo invito a ver una entrevista en nacion.com/dialogos donde Cauffman desarrolla estas y otras ideas.

El autor es jefe de redacción en La Nación.