Urge un golpe de timón

Toda acción para tratar de evitar la crítica y la sana circulación de las ideas afecta seriamente la democracia

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Todas las acciones que se realicen para tratar de evitar la crítica y la sana circulación de las ideas afectan, seriamente, la democracia. Esos hechos son más delicados si provienen del algún poder de la República.

En el año 2015, Costa Rica se comprometió en la Organización de las Naciones Unidas a impulsar los objetivos de desarrollo sostenible. El objetivo 16 es promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas, y la meta 16.10 consiste en “garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales”.

Tanto la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contemplaron un refinamiento de ese indicador. Incorporaron “otros actos lesivos”, lo que permite evidenciar las diferentes violaciones contra la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho de acceso a la información.

Lo anterior contempla las restricciones en el acceso a la información, las agresiones, los ataques, el discurso estigmatizante, los procesos judiciales, el marco jurídico contrario a estándares y el uso abusivo del poder estatal, entre otros. Es en esto en lo que el país sufre un deterioro sostenido y al final se reflejará en diferentes espacios internacionales.

Para algunos, lo que ocurre no afecta la libertad de prensa en el país, lo reducen a una simple discusión en torno a recursos publicitarios del Estado, una “sacada de clavo”, o bien, a un deseo de afectar al gobierno de turno.

Con ello, dividen a la nación y se ocultan los verdaderos problemas de los habitantes: inseguridad, pobreza, desempleo, inflación, estancamiento en infraestructura, el desastre educativo, etc. Cada semana, una vieja o nueva zanahoria de distracción se lanza para distraer y alimentar las intoxicadas redes sociales.

Incluso se trata de desprestigiar las resoluciones de la Sala Constitucional y la defensa de la Constitución Política por no ser del agrado de algunos. Tampoco son bien recibidas las acciones de la Contraloría General de la República en contra de la corrupción, las equivocaciones y los caprichos, y, a la vez, se intenta minar a la Asamblea Legislativa y la construcción política colectiva de una sana legislación si no se hacen las cosas como ellos desean.

Se aprovecha la popularidad pasajera para dañar la tolerancia, el derecho al disenso, la sana convivencia y se promueven falsedades e insultos desde diferentes rincones, tanto al sol como a la sombra.

En vez de avanzar en la construcción de una democracia defensora de los derechos humanos, con más libertad, más justicia, mayor respeto a los demás y más transparencia, desde las alturas, se educa a la población en el insulto, la descalificación, la promoción de medias verdades o falsedades e intrigas, lo que divide a la población en diferentes bandos.

En este momento, según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), el país tiene un “desempeño medio” en democracia, en vez de un alto desempeño, y si no se produce pronto un cambio de rumbo, seguiremos para abajo.

Igualmente, no me extrañaría que en el próximo informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) bajemos en las clasificaciones en libertad de prensa y también salgamos mal en otros estándares internacionales.

No se vale en democracia, para ofrecer “circo” y ocultar la falta o escasez de “pan”, programar cada semana un tema supuestamente escandaloso o el insulto contra reporteros para amedrentarlos, promover la autocensura e impulsar un ambiente hostil contra el ejercicio del periodismo, o bien, el planificar cómo afectar a algún medio informativo “incómodo”, en vez de fomentar el surgimiento de más voces pluralistas.

La actitud debería ser la promoción de un Estado abierto, transparente, que eduque con respeto y que promueva la dignidad de las personas mientras se van resolviendo los principales problemas de la nación.

Nunca será sano tratar de imponer una sola voz. Deben existir siempre otros criterios y respetarlos, nadie es tan perfecto, aunque se lo digan reiteradamente al oído; el edificar en democracia con el concurso de todos tiene costos, entre estos, la tolerancia, respetar a los demás, plantear prioridades e ideas y transigir, y llegar a acuerdos. Y es así, como el escultor con el cincel, que se construye una gran democracia. No es socavando el sistema, sino perfeccionándolo, elevando el nivel de la sociedad y la discusión inteligente.

En vez de subir como país, estamos bajando, y esto es evidente. Con el tiempo, se verá mejor, con perspectiva, y podrá valorarse lo que hoy se vive y a los responsables. En todo caso, urge un golpe de timón para bien de los habitantes de la República.

rsilesky2000@yahoo.com

El autor es presidente del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (Iplex).