Unificar elecciones es un retroceso para la democracia

La descentralización del Estado y el fortalecimiento de las municipalidades no son un capricho

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No han pasado ni diez años desde la primera elección de medio período para elegir a las autoridades municipales y ya hay diputados promoviendo (y casi aprobando) un proyecto de ley para volver a unificar las elecciones municipales con la nacionales, en las cuales elegimos a quien ocupará la presidencia y a quienes llegarán a la Asamblea Legislativa.

Ningún país que se precie de serio revocaría procesos de este tipo, que no tienen ni diez años de estar en ejecución. La separación de las elecciones municipales de las nacionales es parte de un esfuerzo mucho más grande, que como país emprendimos hace muchos años en la búsqueda de la mejora en la gobernabilidad.

La descentralización del Estado y el fortalecimiento de las municipalidades no es un capricho, sino una solución a la cada vez mayor incapacidad del Gobierno Central de resolver todos los problemas en todos los cantones.

La calidad de la democracia no se mide contando votos o colones, es mucho más que eso. Comprendo la desilusión de muchos por el gran porcentaje de abstencionismo en las elecciones locales, yo mismo quisiera que fuera diferente, pero esa circunstancia no puede ser el argumento o excusa, sobre todo de los partidos tradicionales y nacionales, para aprobar el cambio que desean.

Gracias a la separación de las elecciones, cuya primera experiencia ocurrió en febrero del 2016, hace tan solo ocho años, la ciudadanía tiene la posibilidad de conocer las opciones que se ofrecen en cada cantón, y uno esperaría que al menos los que sí votamos, lo hagamos con la conciencia de elegir a las mejores personas.

Si unifican las elecciones otra vez, las candidaturas locales volverían a estar invisibilizadas debido a la disputa presidencial y legislativa, volveremos al llamado de los partidos nacionales de “vote en las tres papeletas”, que ahora serían cuatro y hasta cinco, y no podríamos analizar las opciones que hay para nuestros gobernantes locales.

La descentralización del Estado ha costado mucho, pues la clase política se ha negado a aprobar oportunamente los proyectos necesarios para lograrla. La separación de las elecciones costó décadas y ahora quieren volver al pasado, pues esto beneficia a los partidos nacionales y tradicionales.

Nadie puede negar que la calidad y preparación de las personas que llegan a las alcaldías y regidurías es mucho mejor que la de hace 20 años, e igualmente la calidad de los servicios municipales, pese a que queda mucho por mejorar, también es sustancialmente mejor que la del pasado. Esto obedece a varios factores, entre ellos la separación de las elecciones municipales.

Todavía estamos a tiempo, no debemos precipitarnos, volver a unificar las elecciones sería un grave error. La separación fue una apuesta por una visión de futuro diferente para la gobernabilidad, lo prudente sería dar tiempo a ese futuro que aún no llega para analizar con objetividad y responsabilidad la importancia y resultados de este proceso.

juanjose@ibe.cr

El autor fue presidente ejecutivo del IFAM.