Una sugerencia cultural y educativa

Para estimularel sentido estéticode loscostarricenses

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Cuando se permanece más de seis meses en el extranjero y se regresa al país, hay dos cosas que chocan de entrada: la suciedad de las ciudades y el pésimo gusto que tiene el costarricense para vestir.

En cambio, si uno viaje a Italia, por ejemplo, encuentra que la gran mayoría de personas viste bien, sin necesidad de usar ropa cara o de marca. Existe una elegancia innata, un buen gusto para escoger y armonizar los colores y las telas de la que carecemos los costarricenses y, en general, los latinoamericanos.

Posiblemente la respuesta se encuentra en que los italianos reciben educación cultural y estética desde pequeños, pues desde el kínder se acostumbran a que sus maestros lleven los niños a visitar periódicamente los museos, las iglesias y las pinacotecas y les expliquen las grandes obras maestras de la pintura y de la escultura que se encuentran en ellas. Por tanto, los italianos crecen con un gusto estético que se manifiesta en su diario vivir, en la escogencia de la ropa y en el diseño en general. En cambio, los latinoamericanos, con pocas excepciones, no tenemos esa escuela que nos inculque desde niños el sentido estético.

Se me ocurre que a corto y mediano plazo podríamos revertir radicalmente esta incultura estética en que hemos vivido sumergidos desde siempre, si abriéramos, primero en las seis cabeceras de provincia más algunos centros de población importantes, como San Carlos, Golfito, San Isidro de El General y Siquirres, pequeñas pinacotecas administradas por las respectivas municipalidades.

Para ello se destinarían unas 100 obras por pinacoteca de las 6.000 obras de autores nacionales que tiene al Museo de Arte Costarricense almacenadas en sus bodegas y que casi nunca son exhibidas. En el futuro próximo, el programa se debería extender a todos los cantones del país.

Paralelamente, el MEP entrenaría a los maestros de arte de las diferentes escuelas del país y establecería, como parte del currículum escolar, la obligatoriedad de realizar mensualmente una visita a la pinacoteca para estudiar las obras allí expuestas. Las obras podrían rotarse semestralmente entre las distintas pinacotecas que se abran a todo lo largo y ancho del país, de manera que cada comunidad tenga la oportunidad de conocer constantemente nuevas obras y autores. De sobra esta decir que las pinacotecas estarían abiertas para el público en general.

Las municipalidades serían las encargadas de dotarlas de salas de exhibición adecuadas y de administrarlas. El Ministerio de Cultura haría la selección y clasificación de las obras y la rotación semestral entre las diferentes pinacotecas, en tanto que el MEP capacitaría a los maestros e incluiría las visitas mensuales obligatorias a las pinacotecas como parte del currículum de las escuelas públicas.

De esa forma, me parece, que en pocos años podría cambiarse el sentido estético del costarricense y se le daría buen uso a 6.000 pinturas de autores costarricenses que corren el riesgo de dañarse irreversiblemente o perderse por estar almacenadas en bodegas no especializadas al efecto.