Una nueva cultura vial

Con las multas estamos reivindicando el derecho prioritario al tránsito de peatones

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La más reciente reforma a la ley de tránsito ha causado revuelo. El trabajo que han venido realizando la Policía de Tránsito y las policías municipales de tránsito está transformando la dinámica vial del país. Desde la implementación de la reforma, el uso de parqueos públicos ha aumentado un 20 % mientras que los parquímetros en San José se usan un 63 % más ( La Nación, 8/9/17). Es decir, estamos ordenando nuestras ciudades, y, finalmente, estamos comprendiendo el valor del espacio urbano y el precio que debemos pagar si queremos darnos el lujo de ocupar 10 m2 de la ciudad parqueando un carro en ella.

Asimismo, estamos reivindicando el derecho prioritario al tránsito de peatones, mejorando la seguridad vial al aumentar la visibilidad en intersecciones, aumentando la accesibilidad de vehículos de respuesta a emergencias y, por supuesto, agilizando el tránsito en centros urbanos, cuyas vías de dos carriles por sentido finalmente están siendo usadas según la demarcación horizontal que indica circulación donde antes había carros parqueados. Duplicamos la capacidad de las vías. Ordenamos el clóset y nos dimos cuenta de todo el campo que teníamos.

Aunque sea a empujones, estamos madurando como sociedad. Pero debemos hacernos preguntas importantes: ¿dejamos de estacionar el vehículo en zonas prohibidas por temor a una multa o porque sabemos que está mal, que alguien se ve perjudicado con esa acción y que es nuestro deber respetar el espacio público, que es de todos? ¿Estamos viviendo un tiempo de sana transición hacia una mejor cultura vial o estamos esperando que las autoridades se cansen de sancionar para volver al desorden habitual?

No ceder. Ciertamente, las sanciones no deben cesar. Por el contrario, deben seguir en aumento. La Policía debe ser implacable si queremos un cambio definitivo. Sin embargo, también es necesario poner en orden el procedimiento administrativo para recuperar placas decomisadas, porque el castigo no consiste, ni debe consistir, en hacer fila tres días para recuperarlas.

Asimismo, las reglas deben estar absolutamente claras; las zonas de no parqueo deben estar correctamente señalizadas, así como los espacios de parqueo autorizado. Solo se debe sancionar en la misma medida en que se informa. Bien ha hecho el MOPT en lanzar una campaña informativa en las redes sociales, recordándonos a todos lo que dicta la ley de tránsito.

Es harto conocido que los recursos de la Policía de Tránsito son limitados, en especial el recurso humano. Por esta razón se deben seguir reforzando las policías municipales de tránsito, de manera que eventualmente la Policía de Tránsito del MOPT se encargue exclusivamente de rutas nacionales, patrullando activamente las autopistas del país para sancionar el exceso de velocidad y otras prácticas temerarias de forma preventiva y con tanto ahínco como están sancionando a los mal parqueados.

Si las personas se sintieran en tanto riesgo de ser multadas por acelerar como se sienten por estacionar mal el carro, no hay duda de que las muertes en carretera disminuirían drásticamente.

Trabajo continuo. Aun con estos importantes avances, el trabajo no termina ahí. Según la Corporación Andina de Fomento, en el 2007 el tiempo de viaje promedio en autobús en San José era 1,46 veces el tiempo de viaje promedio en carro particular.

Hasta que no se revierta esa relación, el bus seguirá siendo un medio de transporte por obligación y no por elección. Mirando hacia el futuro, es necesario avanzar en la troncalización del sistema de transporte público, la habilitación de más carriles exclusivos para buses, la modernización y ampliación del tren, la creación de más rutas para bicicletas y la articulación sistemática de todas estas medidas, para lograr viajes intermodales, colectivos, eficientes y con un uso mínimo del vehículo particular en la ciudad. Se trata de la nueva cultura vial que debemos perseguir.

El autor es gestor de riesgos.