Una moral libre de dioses

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No pocas veces, cuando le dejo saber a una persona que soy ateo (niego la existencia de dioses), la respuesta que recibo es algo cercana a esto: “Entonces, ¿vos no creés en nada?”.

Al decirme esto, la persona me observa como si yo fuera una caja vacía. Mi interlocutor religioso supone que, mientras él está lleno de un complejo catálogo de creencias y valores, yo, ateo, soy un ataúd. Refleja ahí, a la perfección, el secuestro de la moral por la religión.

Este fenómeno lo señala directamente el brillante científico y agnóstico militante Richard Dawkins, en una de sus ponencias expuestas en el recomendable documental The Unbelievers (disponible en YouTube y Netflix).

Como teórico de la evolución, el intelectual invita a recuperar la moralidad de las manos de la religión y a rediseñarla para bien de la humanidad.

“Tomemos de vuelta la moralidad. Rediseñemos la moralidad en vez de tratar de leer sobre qué es bueno y malo en un libro con 3.000 años de viejo. La religión ha secuestrado la moralidad por siglos. Retomemos la moralidad y diseñémosla inteligentemente. Rediseñemos inteligentemente nuestras vidas en vez de que nos la dicten sacerdotes”.

Sin duda, los ateos, agnósticos y todos aquellos seres humanos que vivimos una vida secular, tenemos creencias. Tenemos fe y sentido ético de la vida. Muchos creemos en una vida plena y digna antes de la muerte, y en que podemos actuar de forma benévola en el presente, independientemente del temor a un castigo o la esperanza de un premio divino después de fallecer.

“Soy un amante de la verdad, un adorador de la libertad, un celebrante en el altar de la lengua y de la pureza y la tolerancia”, declara con pasión el escritor, actor y activista ateo Stephen Fry.

El amor, la solidaridad, la fe en que los seres humanos somos individuos racionales con el potencial para solucionar nuestros problemas a fin de promover el desarrollo humano, son la base del humanismo ateo que muchos defendemos.

Y no perdamos de vista que la espiritualidad es un rasgo humano no exclusivamente religioso.

“Retomemos la espiritualidad secuestrada por la religión. Cuando vemos las estrellas (…), cuando vemos la Vía Láctea, tenemos una reacción emocional que algunos podrían describir como espiritual, que nada tiene que ver con lo religioso o supernatural, y pertenece a nosotros. Recuperemos la espiritualidad”, insiste Dawkins.

Alejandro Fernández es periodista de datos en semanario ‘El Financiero’.