Una lamentable señal

Aprobar impuestos para empresas en zonas francas desestimula la inversión extranjera

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Hace pocos días, el Gobierno y el fundador del PAC anunciaron un acuerdo político para someter a la Asamblea Legislativa una propuesta de reforma fiscal que tanto requiere el país. Dicho acuerdo contiene, entre otras cosas, la pretensión de eliminar parte de los incentivos que confiere hoy la ley de zonas francas a las empresas que se instalan en el país bajo ese régimen.

Aprobar esa propuesta sería una señal lamentable que le propinaría un duro golpe al clima de inversión del país y a la certeza y seguridad jurídica que se promueve. También perjudicaría la credibilidad y consistencia de este Gobierno, que ha venido pregonando en todos los foros locales e internacionales su apoyo irrestricto a la inversión extranjera directa.

Los cambios a las reglas del juego que se pretenden incorporar son injustificados, inconvenientes, y de poco valor desde el punto de vista del ingreso fiscal que representarían en comparación con el daño que causarían. Cambios tan repentinos, sobre todo a una legislación recientemente reformada, ahuyentaría a los inversionistas y los motivaríaa invertir en otros países y no en Costa Rica.

La ley de zonas francas fue modificada a finales de 2009, después de un debate que se prolongó por años, y entró en vigencia apenas enenero de 2010. Las modificaciones introducidas en ese momento permiten hoy promover inversión en zonas rurales y de menor desarrollo, así como que proveedores costarricenses entren al régimen con menores exigencias, y establecen condiciones para que proyectos de manufactura paguen una tasa preferencial de impuesto sobre la renta.

En esa oportunidad, la comisión legislativa que revisó el proyecto emitió un dictamen aprobatorio unánime, y lo mismo ocurrió el14 de diciembre del 2009, cuando 51 diputados presentes en el plenario de la Asamblea Legislativa la aprobaron de manera unánime. Eran 23 del PLN, 15 del PAC, 6 del ML, 3 del PUSC y 4 independientes. Todos estuvieron de acuerdo en algo que apenas 18 meses después se pretende modificar. ¿Es eso acaso una señal de estabilidad en las reglas del juego?

Las empresas que operan en zonas francas han contribuido notablemente a diversificar nuestras exportaciones y a que seamos hoy el primer exportador de productos de alta tecnología de América Latina. No solo representan más de la mitad de las exportaciones de bienes y un tercio de las de servicios, sino que brindan trabajo a casi 60.000 costarricenses en forma directa y al menos a 100.000 en forma indirecta. Además, el salario promedio de un empleado en zona franca es 61% más alto que en toda la economía nacional, y, por ende, también es mayor su aporte a la seguridad social.

Cobrar impuestos a la repatriación de utilidades que las empresas de zona franca obtienen en su operación local, para motivar a que reinviertan, expandan y generen más empleos, no es el incentivo correcto. Por el contrario, el arraigo se promueve con claridad y estabilidad en las reglas del juego, con la capacitación y entrenamiento continuo de nuestro recurso humano, especialmente en áreas tecnológicas, y con disminución en el número y tiempo de los trámites que deben cumplir las empresas ante las distintas entidades gubernamentales.

Lejos de estar pensando en eliminar incentivos, deberíamos hacer nuestros mayores esfuerzos por no solo mantener, sino mejorar, la competitividad del país y su buen clima de inversión. Cada vez hay mayor presión y agresividad en el mundo por atraer la misma inversión extranjera directa que el país desea. Competimos, entre otros, con Singapur, Chile, México, China, India, Malasia, Croacia, Vietnam, y Taiwán. No podemos darnos hoy el lujo de ceder gratuitamente parte de nuestro atractivo como destino importante para la inversión extranjera directa en el mundo, que tanto ha costado construir.

También deberíamos preocuparnos por el último ‘Reporte de Competitividad Global’ del Foro Económico Mundial, que nos ubica este año en el lugar 61 de 142 países, cinco posiciones abajo del año anterior. Asimismo, ocupamos el quinto lugar en América Latina (sin considerar Puerto Rico), dos posiciones más abajo que el año anterior. Hoy nos superan Chile, Panamá, Brasil y México. Si seguimos por ese camino, ¿cuáles otros países nos superarán el año entrante?

La eliminación parcial de incentivos del régimen de zona franca, sumada a la continua pérdida de competitividad de Costa Rica, según datos del Foro Económico Mundial, constituirían un coctel difícil de manejar para la atracción de inversión extranjera directa al país. Aún es tiempo de enmendar el rumbo, de entrar en razón.