Un país boutique

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Recientemente, la señora presidenta de Costa Rica expresó su preocupación sobre la creciente tendencia que tienen algunos sectores nacionales de llevar al país hacia un modelo de desarrollo basado en la no utilización de los recursos naturales. Contrario a la tendencia mundial de seguir los lineamientos establecidos por el concepto del Desarrollo Sostenible, estos sectores quieren volcar el desarrollo nacional hacia un modelo donde la directriz fundamental es la misma que se utiliza en un museo, es decir, ver y no tocar.

Modelo de desarrollo. Costa Rica quiere, y así lo ha proclamado al mundo, convertirse en un país desarrollado, alcanzando los más altos índices de salud, educación, competitividad y bienestar, basado en un modelo de protección ambiental y justicia social, y a diferencia de muchos otros países, lo quiere alcanzar siguiendo el principio de Desarrollo Sostenible.

Este modelo no implica, ni siquiera en sus encarnaciones más radicales, la conservación a ultranza de los recursos, y más bien promueve la utilización racional de ellos para poder alcanzar progreso y bienestar social que aumente con el tiempo.

El uso racional de los limitados recursos naturales nacionales obliga a que todos los actores involucrados inviertan mucho esfuerzo en el estudio y comprensión de los sistemas naturales a utilizar y a proteger, para poder discernir el verdadero costo-beneficio social y ambiental de un determinado proyecto. El modelo de No Desarrollo, tal y como se está proponiendo por estos sectores, no tiene nada en común con el ideal costarricense y es más bien una salida fácil fundamentada en la oposición al estudio y al esfuerzo.

Actualmente, se habla de que Costa Rica tiene un modelo de desarrollo basado en la capacidad intelectual de sus altamente educados ciudadanos y su reputación de paraíso ecológico.

Esto, además de la seguridad ciudadana y los más que adecuados servicios de salud e infraestructura pública, hace que nuestro terruño sea visto por inversionistas y turistas extranjeros como el lugar ideal para venir a dejar sus apreciados dólares.

Indudablemente, este modelo ha cumplido con su objetivo y ha sido una inversión que ha pagado ampliamente a nuestra sociedad. Sin embargo, debido a la alta demanda de servicios exigidos por estas inversiones, turistas y, por supuesto, los mismos ticos, es que Costa Rica necesita explotar sus recursos para satisfacer la creciente demanda de energía, agua, manejo de desechos y aprovisionamiento de materias primas.

Critica verde. La retórica oficial de los más recientes Gobiernos nos dice que estamos a punto de convertirnos en un país desarrollado; la buena noticia es que en términos de consumo energético, generación de desechos e importación de bienes, ya alcanzamos ese nivel.

La mala noticia es que ya se abrieron las compuertas de la crítica generalizada y poco fundamentada hacia los proyectos hidroeléctricos de Diquís y Savegre y el propuesto aeropuerto del sur, y difícilmente vamos a alcanzar ese desarrollo de manera equilibrada.

La riqueza natural y cultural debe cuidarse y aún hay mucho que hacer en el campo de la protección ambiental, especialmente en el manejo de las aguas negras del Valle Central, pero Costa Rica no se puede convertir en un país boutique , donde sus habitantes sean los cuidadores de los más finos artículos, para que sean otros los que los disfruten. Debemos convertirnos en un país que crea en su capacidad de alcanzar el Desarrollo Sostenible con su imaginación y su educación.