Un muchacho de ochenta años

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"Este no se quita la edad, sino que se la pone más bien". Cualquiera que se encuentre con don Mario Echandi podría pensar esto, pues el hombre se mantiene en buena forma y no faltará alguna muchacha que le dé cuerda todavía.Don Mario nos transporta a los tiempos en que aún se podía creer en la gente.

?Quién pensó alguna vez que Otilio Ulate o Mario Echandi hubieran abusado del poder para su beneficio personal?

Buenos políticos, duros en la polémica, pero honorables sobre todas las cosas. Conservadores, pero honorables.

Una vez le confesé a don Mario que yo nunca había votado por él y que eso fue una lástima. ¡Claro! El tuvo la culpa, pues en una campaña se le atravesó a don Chico Orlich y en la otra a don Pepe Figueres: dos personajes por los que este escribiente conserva una fe sacramental.

Ahora, después de viejos, hemos cultivado una amistad que a mí me inflama el ego, pues no es cualquiera el que puede ufanarse de contar con la amistad de un expresidente de su categoría.

Don Mario fue una pieza fundamental en la campaña de 1947, cuando era secretario del partido que postulaba la candidatura de Otilio Ulate.

Fueron tiempos difíciles que terminaron en una revolución que cambió la historia del país.

Hubo divergencias en la dirección política de los triunfadores y Figueres fundó el Partido Liberación Nacional con el apoyo de una fuerte mayoría; sin embargo, había grupos que discrepaban y de estos, Echandi se convirtió en el líder, logrando triunfar en las elecciones presidenciales de 1958 con el apoyo del calderonismo, lo cual generaba suspicacias en el Partido Liberación que por primera vez, desde la Revolución del 48, perdía unas elecciones.

Sin embargo, la acuciosidad e inteligencia de Echandi, lograron en poco tiempo que se restablecieran la confianza y el país avanzara, no obstante que en la Asamblea Legislativa, la mayoría de los diputados no pertenecía al partido gobernante.

Los actos de venganza y revanchismo que se esperaban, no sucedieron porque el Presidente electo tuvo el cuidado de escoger un gabinete integrado por gente responsable y honesta.

Así el país logró un equilibrio que ha perdurado hasta la fecha y las elecciones de cada cuatro años se han respetado, manteniendo el ambiente democrático que hemos venido disfrutando desde 1948.

A don Mario se le recordará siempre por la honestidad con que manejó la hacienda pública y porque su Administración supo ser eficiente sin grandes aumentos burocráticos.

Fue un Gobierno de presupuestos equilibrados y notables realizaciones en el campo de las obras públicas, dirigidas entonces por el ministro Espíritu Salas. Carreteras, escuelas y colegios se levantaban por todo el territorio nacional y existía colaboración municipal en cada localidad para que los trabajos emprendidos se terminaran en un tiempo razonable.

Hoy don Mario Echandi llega a los ochenta años y los jóvenes que llevan las riendas de los asuntos políticos no deberían desperdiciar su gran experiencia.

La idea del expresidente Luis Alberto Monge, de reunir a todos los expresidentes para colaborar en la solución de los graves problemas presupuestarios que se avecinan, es una idea que no debe menospreciarse.

Las canas algo saben y mucho puede trasmitirse si hay un oído atento que sepa aprovechar las valiosas experiencias de otros tiempos.