Un Infocoop renovado

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Las cooperativas son una herramienta de desarrollo, generan riqueza y la distribuyen, lo que produce bienestar para sus asociados. El Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop) es la herramienta que tiene el Estado costarricense para fomentar el cooperativismo, por medio de educación, capacitación, promoción, asistencia técnica, financiamiento y supervisión al sector cooperativo.

La promoción económica y social de la gente por medio de las cooperativas necesita de un Infocoop transparente, eficiente, eficaz y comprometido con el movimiento cooperativo como un todo.

En julio del 2015 iniciamos labores en la Junta Directiva del Infocoop. Está conformada por tres representantes del gobierno (MAG, MTSS y Banco Nacional) y cuatro representantes de las cooperativas, designados por el Consejo Nacional de Cooperativas (Conacoop). En el movimiento cooperativo hay liderazgos influyentes, a menudo contrapuestos entre sí. Sin embargo, en aquel momento, representantes de los diferentes liderazgos coincidieron en que el Infocoop debía prestar especial atención al sector agroindustrial cooperativo, y que convenía que el ministro de Agricultura y Ganadería asumiera la presidencia de la Junta Directiva de esa institución.

Luego de valorarlo con el presidente de la República acepté el desafío. Se plantearon tres aspectos fundamentales: 1) Que el Infocoop, proactivamente, buscara a los grupos más vulnerables dentro del sector agropecuario y los guiara en la ruta hacia el cooperativismo. 2) Mejorar y profundizar el acompañamiento técnico y gerencial a las cooperativas en problemas que solicitan créditos. 3) Mejorar la gestión institucional, lo que requiere que la institución no esté sujeta a los designios de determinados dirigentes de la política cooperativa, pues esto podría prestarse a influencias inconvenientes a favor de determinadas cooperativas.

Un concurso inédito. Una de las primeras acciones que debía emprenderse era el nombramiento del director ejecutivo del Infocoop, dado que el subdirector ejercía el cargo interinamente. Dentro del espíritu de transparencia, propuse que se abriera un concurso público. Al principio esta propuesta encontró férrea oposición de los cuatro representantes del movimiento cooperativo en la Junta Directiva, y contó con la anuencia de los tres representantes del gobierno. Tras largas discusiones se acordó sacar el concurso y se diseñó un proceso de precalificación con base en el análisis de los currículos y una presentación ante la Junta Directiva acerca de la visión sobre el sector, y retos futuros para el Infocoop.

A partir de esta precalificación se procedería como indica la Ley de Asociaciones Cooperativas: por votación de la Junta Directiva, necesitándose al menos cinco votos favorables para el nombramiento. Ante informaciones erróneas que han salido a la luz pública, es necesario aclarar que en ningún momento se acordó que la persona con mayor puntaje sería automáticamente nombrada, pues en la ponderación final para decidir el voto, cada directivo podría valorar muchos otros aspectos, como por ejemplo el desempeño en los puestos que había ocupado, su capacidad gerencial y su liderazgo, entre otras cualidades, así como referencias del candidato. Al final se llegó a una lista de cinco aspirantes precalificados pero ninguno ha obtenido los cinco votos necesarios.

En el proceso de elección pronto se hizo evidente la profundidad de la influencia e impacto de las pugnas entre fuertes y tradicionales liderazgos cooperativistas. También recibíamos denuncias de grupos importantes de funcionarios en las cuales se hablaba de poca transparencia en distintos procesos de la institución, en particular en los informes que justificaban el otorgamiento de créditos. Esto me llevó a solicitar la intervención de la Contraloría General de la República. Si bien esta solicitud fue desestimada por cuestiones de forma, la CGR posteriormente realizó una auditoría sobre el otorgamiento de crédito.

El tiempo nos ha dado la razón. La CGR encontró serias deficiencias e incluso errores aritméticos en el cálculo de la tasa de equilibrio institucional, así como una concentración del 61% del crédito en 20 cooperativas, sin que el Infocoop haya desarrollado los mecanismos para evaluar el riesgo de esta concentración, entre otros hallazgos. Además, una auditoría de los sistemas informáticos también encontró serias deficiencias. Finalmente, la Auditoría Interna del Infocoop desestimó una denuncia anónima en las que el propio auditor interno es mencionado, convirtiéndose en juez y parte. Ante tantas deficiencias, los representantes del gobierno propusimos una auditoría forense de la institución, propuesta que no fue aceptada por los representantes del Conacoop en la Junta Directiva.

Resumiendo: intentamos mejorar la eficiencia, transparencia e impacto del Infocoop. Se ha avanzado, pero hemos encontrado obstáculos por parte de personas que prefieren defender el statu quo que hacer los cambios profundos que se requieren. Debemos superar esos obstáculos y evolucionar hacia el Infocoop necesario y renovado. Las cooperativas y toda su gente merecen cualquier esfuerzo que se haga en esa dirección.