Un edificio para la Asamblea Legislativa

Se debe pensar en un espacio urbano que refleje la importancia del nuevo edificio

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Los edificios públicos que albergan las oficinas de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, deben ser símbolo de la práctica de la democracia, donde los grupos de ciudadanos, organizados o no, cuenten con el espacio necesario para reclamar sus derechos.

Su ubicación, forma y funcionalidad deben ser el resultado de un análisis riguroso de las necesidades estructurales y espaciales, realizado por urbanistas, arquitectos e ingenieros con la experiencia necesaria para tales menesteres.

Entorno apropiado. El entorno, tanto el existente como el creado, debe ser apropiado desde el punto de vista urbanístico, donde cualquiera perciba que allí se practica la democracia. El espacio diseñado debe permitir e inspirar el desarrollo de las particulares actividades de gestión interna de la entidad, tanto como las relacionadas con la atención responsable a los ciudadanos que acudan en solicitud de sus reivindicaciones.

El espacio debe ser suficiente para permitir la actividad reivindicatoria y prevenir la eventual intervención, en caso necesario, de otras entidades gubernamentales con el fin de mantener el orden o atender una emergencia.

El entorno y el emplazamiento de estos edificios deben facilitar todas estas actividades sin que lleguen a obstaculizar el libre tránsito de vehículos o poner en riesgo la seguridad del resto de ciudadanos, quienes deben continuar con sus actividades productivas cotidianas.

A mediados del siglo pasado, frente a la antigua Casa Presidencial, donde está actualmente el Tribunal Supremo de Elecciones, se encontraba el Parque Nacional, que a Dios gracias aún se encuentra allí. El entorno contaba con este espacio.

Lamentablemente, hoy la Casa Presidencial se encuentra en un lugar donde no hay mucho espacio para reuniones de grupos de ciudadanos y está cercana a vías de mucho tránsito vehicular, como son la Radial a Zapote y el Anillo de Circunvalación. Cuando hay una manifestación de algún gremio, se arma tal congestionamiento que se hace sentir en prácticamente toda el área metropolitana.

En los alrededores de la Asamblea Legislativa tenemos la Plaza de la Democracia por el sur y el Parque Nacional por el norte, además de las calles aledañas y las avenidas central y primera. Cuando hay manifestaciones, la repercusión es mucho menor, pues la utilización de estos espacios, incluyendo algunas vías vehiculares, no causa mayores problemas al tránsito en la ciudad.

Lugar emblemático. Al escoger el sitio para la implantación de un edificio, o de varios, para albergar una de estas instituciones, como es el caso que se debate hoy respecto a una nueva ubicación para la sede de la Asamblea Legislativa, se debe pensar en un espacio urbano que refleje la importancia del nuevo edificio y su nuevo entorno. Este conjunto debe tener las cualidades que lo potencien como símbolo emblemático de la democracia costarricense.

El lugar y el edificio que aparentemente han sido seleccionados, y hasta evaluados por peritos, no cumplen con los requisitos. Me imagino que la valoración ha sido solo referente al costo de la construcción y del terreno más la utilidad del desarrollador, sin importar si sirve o no para el cometido.

Es necesario que la Asamblea Legislativa se asesore con profesionales en urbanismo, ya sean funcionarios del Estado, por ejemplo, del INVU y de la Municipalidad de San José, o con profesionales que ejerzan la profesión en forma privada, para garantizarle al país que se seleccionará el mejor lugar. También es conveniente que mediante concurso arquitectónico se seleccione el mejor edificio para albergar la futura sede de la Asamblea Legislativa.

Los edificios de los Poderes del Estado deben reflejar la práctica de la libertad, la democracia, la paz social y el respeto por la naturaleza que están en el corazón de cada costarricense.