¿Un desafío pendiente o un club de amigos?

La realidad del Programa de Cirugía Cardíaca del Hospital Nacional de Niños

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Desde hace algunos años me debato en un dilema moral: hacer del conocimiento público la realidad del funcionamiento del Programa de Cirugía Cardíaca del Hospital Nacional de Niños (HNN), o simplemente esperar a que mis denuncias ante las autoridades del HNN y la CCSS finalmente generen la respuesta esperada.

El manejo que la prensa pueda darle podría ser más perjudicial que beneficioso; además de provocar daño a gente muy valiosa que labora en el HNN.

En 1995, un anestesiólogo llamó la atención en Bristol, Inglaterra, que estaban falleciendo más niños de los esperados en el programa de cirugía cardíaca. Se demostró claramente que dichos resultados estaban en relación con el manejo en sala de operaciones.

Hubo un gran despliegue periodístico a nivel nacional y una persecución en el Hospital al profesional que hizo esta denuncia. Finalmente, se realizaron los cambios necesarios y se resolvió el problema. Uno de los expertos que analizó el problema concluyó que dicho programa se manejaba como “un club de amigos”. El médico anestesiólogo no pudo seguir laborando en Bristol y finalmente se fue de Inglaterra. Es un exitoso profesional en Australia.

Cuando me enteré, a través de una llamada telefónica, que este asunto era del conocimiento de La Nación , le expresé estas dudas al periodista. Algunos días después llamó para decirme que consideraban este hecho de interés nacional y, por lo tanto, debían darlo a conocer. El resto de la historia ya la conocen.

Se estima que en Costa Rica cada año nacen alrededor de 500 niños con algún tipo de defecto cardíaco, gran número de ellos deben ser sometidos a algún tipo de procedimiento para resolver su problema: ya sea mediante alguna operación realizada por cirujanos o un procedimiento en la sala de cateterismo cardíaco. Este último es realizado siempre por un cardiólogo experto y no por un cirujano.

De acuerdo con el Departamento de Estadística del HNN, del 2003 al 2009 hubo un promedio de 487 egresos anuales por cardiopatías congénitas, de los cuales 46% fueron sometidos a algún tipo de cirugía cardíaca. Del total de egresos por cardiopatías congénitas 15,8% fallecieron (29,2% del total de decesos del hospital); de estos fallecidos, el 64% lo hicieron después de una cirugía cardíaca (o durante ella). Es decir, alrededor del 19% de las muertes intrahospitalarias del HNN se debieron a pacientes operados de cirugía cardíaca. Estas cifras son inaceptables.

Denuncias e inacción. En mayo de 2006, hice la primera denuncia al respecto a las autoridades del HNN y les expresé mi preocupación. Le solicité al director médico analizar profundamente el programa, solicitar auditoría externa para evaluarlo y así buscar una solución definitiva a corto, mediano y largo plazo.

El Dr. Rodolfo Neirotti, cirujano cardiovascular, fue contactado para ese fin. Él comprobó una serie de anomalías, principalmente en el área quirúrgica y envió un informe muy amplio con una serie importante de recomendaciones. No se tomó ninguna medida correctiva en ese momento.

En setiembre del 2009, ante la persistencia de los malos resultados, los médicos intensivistas del HNN hicimos una nueva denuncia con datos estadísticos que demostraban claramente los malos resultados, e hicimos una serie de recomendaciones El Dr. Hernández nombró al Dr. Gerardo Mora como interventor, pero los mismos problemas se mantuvieron, así como sus resultados.

En noviembre de 2009, se invitó a un equipo multidisciplinario del Hospital de Niños de Dallas (Universidad del Sureste de Texas) a que hiciera una evaluación más completa que incluyó sala de operaciones, cardiología, UCI, anestesia y perfusión.

Ese informe, aún más completo que el del Dr. Neirotti, confirmó una serie de problemas, principalmente en sala de operaciones. Brindaron una serie de recomendaciones, que, de haber sido implementadas, otro giro hubiera tenido el programa quirúrgico. En ese momento tampoco se implementó ninguna medida.

Recientemente en que el Dr. Hernández giró instrucciones para la reestructuración del programa de cirugía cardiovascular con la creación de la Unidad Cardíaca, de nuevo bajo la coordinación del Dr. Gerardo Mora Badilla, sin realizarse ninguna intervención en el punto más crítico de acuerdo a los informes del Dr. Neirotti y del grupo de Dallas: manejo del paciente en la sala de operaciones.

Manipulaciones. Resulta muy fácil y conveniente confundir a la opinión pública, combinando los resultados de un programa exitoso con otro que no lo es. Los datos “oficiales” ofrecidos por las autoridades del HNN combinan, entre otras artimañas, los resultados obtenidos por los cardiólogos en sus procedimientos con los de los cirujanos.

Los cardiólogos tienen excelentes resultados, ya que han logrado gran destreza en los procedimientos que realizan (cateterismos), inclusive para resolver, mediante esa técnica, algunos defectos simples del corazón. Estos pacientes no son atendidos, después del procedimiento, en la UCI o en el área de Cuidados Intensivos de la Unidad Cardiaca (área que los intensivistas hemos cubierto siempre).

Si utilizamos un método internacional para agrupar los distintos procedimientos quirúrgicos (realizados en sala de operaciones por los cirujanos y no los hechos por los cardiólogos) en grupos de riesgo similares, vemos que la mortalidad de los procedimiento quirúrgicos menos complejos es aún alta.

Este método de estratificación permite, por un lado, ver la evolución de un programa a lo largo del tiempo (en el HNN no solo no han mejorado, sino en algunos casos se han deteriorado); por otro lado, permite a dicho centro compararse con otros centros (La Unidad Cardíaca del Hospital Roosevelt de Guatemala tiene mejores resultados que la del HNN).

No me voy a referir a las complicaciones quirúrgicas de estos pacientes, que son muchas (más de lo esperado) y tampoco son resueltas con prontitud y eficiencia en muchos casos.

Lamento que este hecho, al salir a la luz pública, esté afectando gente tan valiosa que tiene el HNN y produzca confusión en nuestra sociedad. Me hubiera gustado ver que, de una forma responsable, las autoridades del HNN hubieran resuelto esta situación hace años.

Ya que es del conocimiento público, mi ética profesional y mi conciencia me dicen que debo estar al lado de los pacientes. En esa línea me mantendré independientemente de las consecuencias que me pueda causar en mi vida profesional o personal. Esa es la realidad y tengo pruebas que me respaldan.

Estos pacientes tienen nombres y apellidos. También tienen voz: ¡la mía!

Aristides Baltodano Aguero. Pediatra- Intensivista, Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital Nacional de Niños