A sus 16 años no podrá votar pero hace un llamado especial al resto del país

Independientemente del partido, hay que votar porque así es como se marca la diferencia.

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Es increíble pensar que a solo unas horas de una elección presidencial y legislativa, una gran cantidad de costarricenses no ha decidido por quién votar, o, peor aún, ni siquiera se presentarán a los comicios.

Si bien es cierto ha habido dos acontecimientos que han marcado estas elecciones, el escándalo del cemento chino y la opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es triste pensar que la población pierda la fe de manera estrepitosa, aun sabiendo que en años anteriores también ha habido escándalos, tal vez no tan cercanos a las votaciones, pero sí de peso.

Es un deber más que un derecho del ciudadano responsable con su patria ir a las urnas.

Es un privilegio poder elegir a quién quiero que me represente en el Poder Ejecutivo y en el Legislativo.

Las elecciones no están diseñadas para elegir a los “mismos de siempre”, como la gente suele decir, sino, más bien, para promover un cambio en la política. Es algo que nos involucra a todos. Independientemente de nuestro credo religioso, etnia, posición económica…

Decepción. Considero que las personas que no irán a las urnas son una decepción porque no valoran lo que esta gran nación (la cual quiero y defiendo), les ha dado… y que, precisamente, gracias a nuestros antepasados, que con su voto y no con armas ni revoluciones, como en otros países, han hecho que tengamos una democracia limpia y transparente de la cual todos, sin exclusión, disfrutamos.

Sé que tengo 16 años y no puedo votar; sin embargo, porto los colores del partido de mi preferencia con orgullo y sin temor a ser señalado. Vivo la democracia como cualquier otro votante mayor de 18 años, y eso precisamente es lo que a este país le hace falta. No hablo de fanatismo descontrolado ni de declarar la guerra a los contrincantes, sino, más bien, de disfrutar un verdadero tesoro que es la democracia.

Muchas personas me cuestionan y me preguntan por qué lo hago, por qué si nunca se hace nada, que qué gano yo, y la lista sigue…

Humildemente respondo: porque soy un ciudadano más, que disfruta de las garantías que personas en el pasado forjaron siguiendo los ideales de su partido y con ello las del pueblo.

Ignorancia. Lo curioso de todo esto es la ignorancia del costarricense. No hablo de los candidatos (aunque de ellos hay mucho que decir, cosa que haré en otro momento) sino de la pérdida de fe y fervor hacia estas fechas.

Tenemos un sistema democrático del cual deberíamos estar muy orgullosos. Un sistema transparente, donde sabemos de manera plena que el presidente será elegido por decisión de los costarricenses, mas no del sistema. En otros países darían la vida por cambiar una dictadura o combatir elecciones fraudulentas.

No pretendo insultar a los no votantes, sino crear conciencia de lo benditos que somos y que no podemos dejar pasar una oportunidad como esta. De verdad, los insto a votar, independientemente del partido, porque así es como se marca la diferencia.

El autor es estudiante de secundaria.