Un asiento ocupado y tres vacíos

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El flujo vehicular no avanza hasta el punto que parece que no nos movemos, pero el combustible se sigue consumiendo de manera proporcional a la pérdida de la paciencia del conductor. Horas-vida consumidas, o más bien, desperdiciadas. Estamos frente a la prolongación de las obligaciones laborales del día.

El término “bien individual” o individualismo es a menudo relacionado con vicios humanos, como la avaricia o la indiferencia, pero es importante diferenciar entre el individualismo bien enfocado y el mal enfocado. El primero se refiere a todo el conjunto de valores que exaltan al individuo por encima del pensamiento colectivo; en otras palabras, enfocado a uno mismo. Esto va desde las metas personales hasta la búsqueda espiritual. El segundo se refiere al humano consumidor que, en una equivocada búsqueda de confort personal, toma acciones que perjudican a los demás, y se puede ver reflejado desde aspectos tan simples como el transporte.

En las famosas horas pico podemos observar un mar de automóviles, en muchos casos en carreteras que no han sido expandidas en años a pesar del creciente uso del vehículo privado.

Sumado al caos vial, podemos señalar la cantidad de polución que produce, la cual equivale a un promedio de 1,5 kilogramos de dióxido de carbono liberado por auto cada 5 km recorridos; y sin embargo, más de la mitad del espacio útil del vehículo está vacío: generalmente solo va una persona por carro.

En otras palabras, solo aproximadamente un cuarto del espacio material en carreteras está siendo utilizado.

Soluciones. ¿Qué soluciones tenemos para aliviar las engorrosas presas y en paralelo mitigar la huella de carbono y economizar combustible? Una alternativa económica es el uso de bicicletas en el contexto urbano, como existen en Londres o Toronto, con la habilitación de las ciclovías. Sin embargo, no es compatible con nuestras calles de dos carriles, sin aceras, y de existir estas, sus tamaños son variables, y en muchos casos no llegan a medir ni 50cm de ancho.

¿Apostar por un transporte público eficiente y una nueva red vehicular? Tal vez, pero después de que terminen de instalar el tranvía que desde hace más de dos décadas se está construyendo dentro del círculo vicioso del imaginario político.

¿Disminuir el tiempo laboral fuera de las casas y trabajar desde los hogares para así aumentar el tiempo de vida familiar, tal como lo han logrado países como Suiza? Todavía no, pues se requiere una inquebrantable disciplina y ética que nos falta cultivar.

Pero aún existe una solución, que es la más económica y sencilla de todas, por lo menos para empezar. Hay que encargarnos de llenar las tres cuartas partes restantes del espacio que no estamos utilizando en cada vehículo. Para ello solo debemos renunciar a la idea errónea de que ir todos los días, solos, en un vehículo al trabajo es señal de “abundancia y prosperidad”. Ciertamente, y recordando un pensamiento de John Stuart Mill: “No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación”.