¿Turismo rural? Sí, ¡allá vamos!

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Al leer el artículo con el desafortunado título: “¿Turismo rural? No, gracias”, pensamos que se trataba de la queja de un cliente que sufrió alguna decepción en sus expectativas vacacionales, motivándole a desprestigiar a un sector que se enorgullece de compartir su cultura, tan diversa como los paisajes de Costa Rica. Desde la Canaturural, lamentamos tan desatinado título, el cual tiende a generar un rechazo hacia el turismo rural.

No se trataba de la queja de un cliente, pero sí de comentarios descalificantes. Es necesario aclarar algunos temas. El turismo no es la panacea para salir de la pobreza, pero las críticas del artículo están mal dirigidas. Debería encauzarlas hacia el turismo residencial y al turismo al estilo de enclave, el cual se venía desarrollando descontroladamente y ha demostrado que no solventa la pobreza, sino que la profundiza.

En Costa Rica, desde inicios de los años 80, los destinos turísticos que generan una mejor distribución de la riqueza son de carácter rural. En vez de cortar montañas, llevar moles de cemento, y desposeer de sus tierras a los pobladores, el modelo de desarrollo turístico sin ingredientes artificiales contribuye a conservar áreas protegidas, públicas y privadas, y hoy, con mayor claridad, construye alianzas para fortalecer el patrimonio cultural.

El desafío del desarrollo rural es complejo e involucra diversas actividades económicas, tales como la producción agropecuaria, la agroecología, y servicios, entre ellos, el turismo rural comunitario (TRC). La Canaturural no pretende generar un desarrollo rural con base en el turismo, sino un desarrollo en el que el turismo sea una parte de las opciones productivas en manos de la población local.

Trabajo pionero. El artículo mentado desconoce que las organizaciones de apoyo a las bases, al menos las más reconocidas, son propiedad de los emprendimientos de TRC, y sus tour operadores son empresas de la economía social. Estas han logrado incluir el TRC en la oferta del visitante, accediendo a mercados nacionales e internacionales. Este es un trabajo pionero de personas campesinas, indígenas y pescadoras, en alianza con organismos, instituciones y profesionales que hacen realidad sueños colectivos.

Gracias a la incidencia política de las organizaciones que conforman la Canaturural, en el 2009 se aprobó la Ley 16.879 para el Fomento del TRC, la cual hace un llamado al ICT, INA, IMAS, municipios, Banca de Desarrollo, Sinart, e Infocoop, a fortalecer el TRC. Los líderes del TRC deben difundir esta ley y lograr que los actores involucrados la pongan en práctica.

El TRC debe fortalecer alianzas con empresarios, instituciones públicas y privadas, que se interesan genuinamente en el bienestar de las comunidades. El Estado debe fortalecer el patrimonio cultural y la producción nacional. Es necesario engrosar los presupuestos de los municipios para invertir en mejores caminos rurales y servicios comunitarios. El ICE debe mejorar la conectividad en las zonas rurales y el INA y las universidades deben continuar ampliando la oferta de asistencia técnica e investigación para la innovación. Se requiere acceso a una Banca de Desarrollo.

Además de decir “no gracias” a la venta o abandono de sus tierras, a la pérdida de su cultura y al deterioro del ambiente, los pobladores rurales deben incidir más para decir “sí” a planificar y construir su futuro con base en un desarrollo humano sostenible. ¿Y al turismo rural? Decirle sí, si no dejamos de lado la producción de alimentos. Sí, si hay atractivo natural y cultural. Sí, si continuamos construyendo las condiciones, y los actores rurales se lo proponen.

Ojalá que esta discusión contribuya a construir una Costa Rica más solidaria, y que los costarricenses que planean su tiempo libre digan: ¿Turismo rural? Sí, ¡allá vamos!