‘Tripartismo’ en Costa Rica

La colaboración tripartita fue la base del desarrollo de Alemania Occidental y Corea del Sur.

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Los días posteriores a una elección son de reflexión y propuestas. Haré lo propio, centrándome en el “tripartismo”, concepto que más adelante quedará claro. Sin él vigente, el país no avanzará en el mejor aprovechamiento de las oportunidades que se le presentan, ni enfrentará los desafíos propios del desarrollo con la efectividad necesaria.

Es como una extraña norma no hablar, o hablar poco, de temas relacionados con la producción de bienes y servicios. Se habla mucho de la distribución de la riqueza, pero poco de la necesidad de facilitarle al emprendedor o al empresario su vital e insustituible tarea de, por un lado, plasmar nuevas ideas o reconvertir las viejas, arriesgando a veces todo, y, por el otro, de gestionar lo gestado.

La experiencia ha demostrado que el ingenio y la capacidad de gestión del emprendedor y del empresario, en cualquier dimensión (hombre o mujer, empresa individual o colectiva, grande, pequeña o de media escala; cualquier sector donde sea posible lograr un superávit financiero, etc.), es clave para el crecimiento económico que, sin olvidar la sostenibilidad, es, en su esencia y entrega, lo que da vida al progreso y desarrollo.

Pareciera como que todavía prevalece esa visión impulsada por esquemas limitantes del genio y la creatividad del gestor y gestionador privado, que, la verdad, han demostrado un total fracaso, en cuanto a “producir el cacao y procesarlo para hacer chocolate de calidad y en la cantidad requerida”.

Hoy son pocos los estudiosos que no aceptan esta realidad y el valor de la economía de mercado, regulada, por supuesto, para evitar sus excesos, como el marco propicio para que quien quiera emprender y gestionar los factores de producción para generar riqueza pueda hacerlo con facilidad.

Factor laboral. El otro factor es el laboral, que también se expresa en diferentes dimensiones organizativas, en algunos casos no tan claramente, pues dentro de la economía moderna hay empresas que no necesitan organización laboral para que los empleados sientan sus derechos protegidos y que tienen acceso a la parte gerencial.

En nuestro país, predominan las asociaciones solidaristas y los sindicatos; cada fórmula, a mi juicio, tiene gran valor y sin alguna de las dos presente los procesos productivos se dificultan en la mayor parte de las empresas públicas y privadas.

Lo que no está bien es que, por un lado, los empresarios, especialmente los agremiados en cámaras y afines, desprecien la labor sindical, y, por el otro, que los sindicatos, especialmente los del sector público, desprecien la labor productiva del sector privado, como si los esfuerzos públicos y privados, productivos de bienes o servicios, fueran independientes los unos de los otros. La efectividad en todos los niveles y dimensiones, incluyendo por supuesto el marco que crean las macropolíticas, es clave para generar la riqueza que le dé contenido al desarrollo, por definición sostenible e inclusivo.

Un ambiente colaborativo, de compromisos productivos y distributivos de la riqueza generada entre las partes gubernamental, empresarial y laboral, ayudaría decididamente a crear una plataforma básica para que cada uno y el colectivo social pueda alcanzar el potencial que su voluntad y capacidades generales le permitan.

Colaboración. Lo que acabo de expresar no es “ciencia de cohetes”. La colaboración tripartita entre el gobierno, el sector empresarial y el sector laboral fue la base del vertiginoso desarrollo de Alemania occidental y Corea del Sur, países hoy ricos y permanentemente en transformación hacia niveles de producción que hacen posible seguir progresando.

No veo por qué, en la delicada pero a la vez esperanzadora coyuntura actual, Costa Rica, liderada por un gobierno de unidad y por un presidente con liderazgo, visión, inteligencia y fortaleza, como el que me parece elegimos, en colaboración con mentes preclaras y descorporativizadas de los otros sectores mencionados, no pueda transitar por el camino del “tripartismo” concertador.

El autor es exviceministro de Planificación.