Tratamiento e investigación con células madre

Es de esperar que el vacío legal con respecto a la investigación médica sea ágilmente resuelto

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Las células madre de la médula ósea o más recientemente, del cordón umbilical, han sido utilizadas como tratamiento rutinario en algunos cánceres hematopoyéticos, como las leucemias, y los linfomas desde hace unos 30 años.

El uso de células madre de otros orígenes (embrionarias o adultas, ej. tejido graso) y para otras condiciones (ej. lesiones medulares, autismo, esclerosis múltiple) es aún experimental.

Esto quiere decir que se utilizan en seres humanos únicamente bajo protocolos de investigación aprobados y supervisados por comités ético-científicos, de acuerdo con normas aceptadas internacionales.

En la actualidad y solo en Estados Unidos hay casi 1.500 protocolos de investigación con células madre que están reclutando pacientes con diferentes condiciones y otro número similar que ya concluyó la fase de reclutamiento. La esperanza es que algunos de estos resultados puedan pasar todas las pruebas de rigurosidad científica para ser utilizadas de forma rutinaria en la práctica médica como tratamientos establecidos.

Turismo médico. El problema está en ofrecer como tratamiento establecido, una terapia que no ha sido demostrada científicamente.

Principalmente, porque: (1) las personas se pueden exponer a un riesgo donde la “cura” (experimental aún) sea peor que la enfermedad, por ejemplo, desarrollo de tumores, infecciones por virus transmitidos por las células, reacciones inmunológicas y otros resultados no esperados (por ejemplo que en la regeneración de neuronas, solo ocurra para neuronas sensoriales de dolor y entonces la persona no solo seguirá sufriendo de una parálisis motora, pero además con dolor crónico); y (2) muchas de las enfermedades que se ofrece curar son muy discapacitantes, por lo que el paciente y sus familiares son extremadamente susceptibles a probar cualquier opción aunque signifique un riesgo no conocido o se les cobre por un tratamiento no probado. Existen grupos de profesionales que se aprovechan de esta vulnerabilidad y ofrecen este “tratamiento” en países con controles menos estrictos como China, India, Ucrania y México, a precios que se aproximan los $15.000 según los anuncios en la web.

Los países con regulaciones en salud más serias restringen su uso bajo protocolos de investigación cuidadosos, con controles estrictos, supervisión adecuada y sin costo alguno para los participantes.

Eso no excluye que en estos países más estrictos se pueda también ofrecer esta terapia experimental en casos en los que ya se hayan agotado todas las posibilidades con los tratamientos aprobados, y se decida probar con uno experimental, incluso aunque no se cumpla con los criterios de incorporación de un protocolo de investigación aprobado.

Estos casos especiales, que se llaman compasivos, se solicitan según esa modalidad a las autoridades reguladoras de cada país y tampoco deben tener un costo.

En Costa Rica existían mecanismos ágiles y serios para aprobar ensayos clínicos y uso de terapias experimentales con fines compasivos hasta febrero de este año, en que fue derogado el decreto ejecutivo que regulaba esta actividad.

Esperamos pronta solución. Sin embargo, es de esperar que este vacío legal temporal con respecto a la investigación médica en el país sea ágilmente resuelto por nuestra Asamblea Legislativa con el proyecto de Ley presentado la semana pasada.

El punto por resaltar es que la terapia con células madres es aún experimental con las excepciones mencionadas, requiere mayores estudios sobre los posibles riesgos y efectos colaterales, y si se quiere realizar en el país, se debe inscribir como una actividad de investigación (que puede incluir los casos especiales compasivos).

La posición de la Ministra en este asunto ha sido clara, responsable y digna de los países que se precian por tomar sus decisiones, basados en la evidencia científica y merece nuestro apoyo y felicitación.