Temas tabúes

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Los candidatos presidenciales han sido generosos en ofertas para gobernar. Todos nos han prometido transparencia entre tierra y cielo; han jurado conducir el gobierno menos corrupto de la historia, han propuesto más generación de empleo, más incentivos para la educación, más subsidios para atacar la pobreza, hacer más obra pública...

La lista es interminable, pero, a la hora de tocar los temas tabúes, todo cambia. Cuando se les cuestiona si aplicarán un plan fiscal, si pondrán más impuestos, si aumentarán la edad de pensión o si subirán las cuotas obrero-patronales, uno toma aire antes de contestar. Otro ve al cielorraso. Otro se acomoda en la silla. Otro revoletea en palabras bonitas. En los “temas país”, por citar estos pocos pero muy importantes, los electores vamos a votar casi a ciegas.

La realidad nacional, el entorno mundial (y no más consultorías, por favor) nos dicen claramente que es urgente una reforma fiscal; que los costarricenses, unos más que otros, tendremos que pagar más impuestos, tendremos que ajustar la edad de pensión o las cuotas obrero-patronales, porque el sistema ya no da para cubrir tantos gastos y tantos pensionados. Candidato que diga lo contrario, engaña.

Hay quienes hablan de mejorar la recaudación de impuestos. Es lo ideal, pero atacar la evasión no es cosa de un año, de dos, es un proceso a largo plazo porque los evasores llevan la delantera y el Gobierno va años atrás de sus mañas. Históricamente, aquí y en otros países, ha sido así. Entonces, pintar una mejor recaudación como la panecea es cuento.

Si a la falta de dinero sumamos la generosidad de más beneficios, más plazas, más obra del Estado... es cuento si no hay más impuestos, porque ya vivimos “de a prestado”.

Hasta hoy, solo Johnny Araya y Luis Guillermo Solís han sido menos populistas y han hablado –sin detalle– de ajuste fiscal o más impuestos. Menos populistas, digo, porque el tema de pensiones lo han rehuido. Los otros han puesto a funcionar la calculadora de votos y han hablado con una teoría de gasto frente a beneficios exquisita al oído, pero inaplicable en un gobierno de cuatro años.

El populismo ha brotado no solo por la canasta de promesas, sino por las omisiones de problemas peliaguados. Si eso lo hacen, es porque ven que el elector está pensando... light . No le importan los temas tabúes.