Soñemos desde nuestros hogares

Debemos aprovechar la oportunidad de impulsar un modelo de desarrollo robusto y que impulse la productividad de las familias costarricenses

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En 1994 empezó a funcionar en Seattle, Estados Unidos, una pequeña empresa, en el garaje de un hogar, era una tienda en línea de libros que luego se convirtió en un gigante de las ventas por internet y que hoy la conocemos como Amazon.

A principios de la década de los años veinte surgió la compañía que por décadas ha ilusionado a pequeños y grandes: Disney, la cual también inició en el garaje de un hogar, que se convirtió en un estudio y ahí se desarrollaron las primeras ideas sobre animación.

Lo mismo pasó con las reconocidas motocicletas Harley Davidson. Sus creadores comenzaron a trabajar en un garaje fabricando motores para bicicleta. Un par de años más tarde, en ese mismo sitio, crearon un prototipo de ese transporte, pero motorizado.

Estas no son historias ajenas a nuestra amada Costa Rica, donde tenemos muchos ejemplos de éxito, uno de ellos, es el de Mariola y Camila, unas vecinas de San José, cuyo emprendimiento nació en plena pandemia. Estas dos jóvenes, una administradora y la otra ingeniera, decidieron producir, desde sus casas, bloqueadores solares amigables con el ambiente, a base de papaya producida por agricultores locales, y que no promueven el blanqueamiento de los arrecifes. Ese negocio hoy día cuenta con puntos de venta a nivel local e internacional, en países como México y España.

Otra historia de existo es la de Tatiana y Carolina, quienes en 2015 iniciaron su emprendimiento en la cocina de su hogar, con una producción artesanal de mantequilla de diferentes sabores, incluyendo de almendra y coco, las cuales actualmente se distribuyen en diferentes supermercados del país.

Estos son solo algunos ejemplos, entre cientos alrededor del mundo, de emprendedores que soñaron con una idea desde sus hogares, la comenzaron a crear, la hicieron crecer y la pusieron funcionar, convirtiéndolas en viviendas productivas, es decir, la casa como lugar de trabajo, como un espacio de producción y reproducción de la vida.

Basta con visitar cualquiera de los 489 distritos de Costa Rica para observar la enorme cantidad de negocios y emprendimientos dentro de las viviendas de supuesto uso residencial, encontramos talleres de ebanistería o mecánicos, guarderías, tiendas de ropa, pulperías, talleres de costura, sodas, barberías, verdulerías, hospedajes, cocinas y muchos otros tipos de comercio de bienes y servicios, que le permiten a las familias contar con ingresos propios desde las facilidades de su propio hogar.

Más microempresas

Según datos de la última Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares, en 2021 se contabilizaron 454.650 microempresas en los hogares, lo que equivale a un 23,6% más que en el 2020, cuando se estimaron 367.911.

Cabe resaltar que el 80,6% de esas microempresas nacieron en razón de la necesidad, ya que las personas requerían complementar el ingreso familiar, no tenían trabajo o no lograron conseguir un empleo como asalariado; mientras el restante 19,4% lo hizo por oportunidad.

Los números no mienten, no hay duda de que los ticos están soñando desde sus hogares y debemos aprovechar la oportunidad de impulsar un modelo de desarrollo robusto y que impulse la productividad de las familias costarricenses y del país, un modelo que permita que más costarricenses tengan la posibilidad de seguir creando y gestionando ingresos desde sus viviendas.

Ya se dio el primer paso con la presentación del proyecto de ley N.° 23.342, denominado Ley de Vivienda Productiva, con el cual se pretende establecer una política pública habitacional que combine la vivienda con un espacio mixto destinado a diversas actividades productivas, con el fin de que se constituyan nuevas empresas en el territorio nacional, y a la vez dotar de una vivienda digna a quienes lo requieran.

La idea es otorgar desde una línea de crédito de capital semilla y de trabajo, incluyendo, si se requiere un área constructiva adicional para efectos del desarrollo de la actividad.

La discusión sobre un modelo que tiene un fin social y económico muy importante, en especial para las provincias costeras, que tienen un gran potencial para desarrollar esta modalidad de vivienda productiva, está sobre la mesa. Es imperativo juntar e involucrar a todas las instituciones que tengan que ver con vivienda, desarrollo y emprendimiento, para unirnos a países como Colombia, El Salvador y Paraguay, que ya suman réditos al trabajar bajo este concepto.

La autora es diputada del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).