¿Solo si hay muertos?

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Hay puentes en los cuales, antes de pasar, hay que pensarlo dos, tres o más veces. ¡Dan miedo! A la legua se ve que están mal remendados, o pandeados.

De hecho, no hay que ser ingeniero para darse cuenta de que los puentes entraron en crisis. El caso del de “la platina” (en la General Cañas) destapó el mal estado de estructuras con 20 o 30 años en total abandono.

Los estudios incluso están a la mano. Uno del 2007 de la Cooperación Japonesa identificó el “estado crítico” de más de 1.000 puentes debido a cero inversión, efectos de sismos y el aumento en el tráfico vehicular.

Otro estudio, de setiembre del 2009, del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales, hizo la misma advertencia, pero la luz roja la encendió en ese mismo mes el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA) cuando llamó al Gobierno a declarar como “emergencia nacional” el mantenimiento de puentes.

La razón es sencilla: “la situación de los puentes ha llegado a un extremo que, de no atenderse de manera urgente, podría generar pérdidas humanas, económicas y sociales”, dijo el entonces presidente del CFIA, Óscar Saborío.

El caso es que pasaron tres años desde ese llamado y la inversión en mantenimiento de puentes vitales y muy transitados como el de la rotonda de la Hispanidad, el Juan Pablo II, el Rafael Yglesias o el del Saprissa ha sido mínima o nula. Solo cuando se caen pedazos, como sucedió en la Hispanidad, el Conavi ha corrido a remendar.

La prevención incluso se ha dejado de lado y la excusa del MOPT y del Conavi es la misma: no hay plata ni para supervisar como se debe el estado de esas estructuras y menos para dar buen mantenimiento.

Esta crisis de los puentes requiere que el MOPT y el Conavi sean llamados a intervenir, o sean intervenidos, para que cumplan su responsabilidad. Es necesario que estas dos instituciones sean conminadas a cuentas y a salir de esa inercia.

El remezón a esas dos entidades debe venir desde la Casa Presidencial. En ese sentido, es urgente que el Gobierno de doña Laura Chinchilla atienda el consejo del CFIA: declarar en emergencia el mantenimiento de los puentes críticos.

Emergencia implica buscar dinero, agilizar contratos, pero no más consultorías. Emergencia es actuar antes de que mueran más personas, como ocurrió en Turrubares hace tres años.