Senasa defrauda la salud pública

Ni el Ministerio de Salud ni el Servicio Nacional de Salud Animal hacen algo por controlar la incidencia y propagación de la zoonosis

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Todas las profesiones desempeñan un papel social, y el de la medicina veterinaria no es solo la salud de los animales, sino también la de los ciudadanos en general.

Hace pocos días, hallé en una muestra de heces de un perrito bulldog francés cinco diferentes patógenos que pueden afectar al ser humano y producir enfermedades a veces muy serias.

El cachorro no nació en Costa Rica, sino en un país suramericano, e ingresó por tierra sin ningún tipo de control sanitario fronterizo. Al comprador del Valle Central le cobraron una suma cercana a los $2.000, y ya entonces el cachorrito padecía diarrea.

Para controlar el flujo internacional de enfermedades animales, existen reglas o acuerdos entre países, que fundamentalmente aceptan que un veterinario del país de origen garantice que el animal que será exportado está libre de todo tipo de enfermedades parasitarias o infectocontagiosas, y que las vacunas y desparasitación están al día.

El papel de las instituciones oficiales se limita a constatar que los certificados extendidos por los veterinarios privados sean válidos, cumplan los requisitos y, desde luego, que se trata de un profesional colegiado.

Los profesionales oficiales no tienen ni la experiencia ni la habilidad clínica para revisar a las mascotas, pero su función es fundamental, pues son quienes definen los requisitos internacionales y ostentan la autoridad para forzar su ejecución.

¿Qué falló en el caso del cachorro bulldog? ¿Por qué se permitió el ingreso de una mascota llena de bichos a nuestro territorio?

Se dice que hace algunas décadas trajeron al país dos pastores alemanes, portadores de otra enfermedad muy grave, el gusano del corazón del perro. En Costa Rica no existía en aquel momento y también afectaba a los gatos.

La enfermedad se ha ido propagando por el país, especialmente en las áreas costeras, y ya hay miles de perros afectados por tan grave enfermedad, y quién saben cuántas personas también. El costo socioeconómico de controlar, prevenir y tratar esta condición será enorme.

Ni el Ministerio de Salud ni el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) hacen algo por controlar la incidencia y propagación de la zoonosis, están defraudando al pueblo costarricense al no proteger la salud pública como les corresponde.

rafagam10@yahoo.com

El autor es médico veterinario.