Se superó el límite de temperatura acordado en París

Hemos alcanzado un incremento de 1,58 °C sobre los registros de la era preindustrial

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El 9 de abril, el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea reveló datos concretos en lugar de emitir simples alarmas vacías.

Según el reporte, la temperatura en marzo de la superficie terrestre fue 0,1 °C más alta que el récord anterior para ese mes, establecido en el 2016.

Es importante destacar que el aumento marca el décimo mes consecutivo en el cual se supera el récord del mes anterior, y se ha alcanzado un incremento de 1,58 °C sobre los registros de la era preindustrial.

El dato revela que ya se ha excedido el límite estipulado por el Acuerdo de París sobre el clima, adoptado hace tan solo nueve años.

Es evidente que todos tenemos una parte de la responsabilidad en esta situación, y la suma de estas pequeñas o grandes culpas está produciendo los resultados que estamos experimentando.

A pesar de la magnitud del desafío, hay países como Costa Rica que, a pesar de su tamaño reducido, muestran una preocupación genuina por el cambio climático. Entre sus aciertos y fallos, registran avances significativos gracias a decisiones tomadas en el siglo XX, como la expansión de la producción hidroeléctrica y políticas que fomentan el uso de vehículos con motores de no combustión.

Resulta desconcertante que, a pesar de los compromisos establecidos en el Acuerdo de París, no se haya cumplido con el objetivo de mantener el crecimiento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C al llegar al año 2030.

El incumplimiento se debe en gran parte al incremento de las emisiones, especialmente en países como China y otros emergentes, según el informe de emisiones globales de gases de efecto invernadero de la Unión Europea del 2023.

Aunque la mayoría de los países en la ONU han firmado el acuerdo, muchos de ellos parecen limitarse a gestos simbólicos. Incluso en la reciente Cumbre sobre Cambio Climático, en los Emiratos Árabes Unidos, en representación de los países exportadores de petróleo, prometieron reducir las emisiones de metano de aquí al 2030; sin embargo, la evidencia sugiere que tales promesas podrían ser simplemente una estrategia de mercadeo o greenwashing.

En el caso específico de Costa Rica, es preocupante observar un alza en las emisiones, especialmente considerando la falta de medidas eficaces de monitoreo del gobierno que, en lugar de establecer un sistema de vigilancia diario con datos precisos y accesibles al público, nos hace depender de estimaciones en lugar de mediciones reales.

La falta de transparencia y acción urgente contrasta con la situación en Europa, donde la preocupación amerita a que los informes de seguimiento sean mensuales y se tomen medidas en respuesta a la crisis climática.

Es evidente que el cambio climático afecta al planeta entero, no solo a Costa Rica. Sin embargo, persisten obstáculos significativos para afrontar el desafío de manera eficiente.

En lo político, aún se debate sobre la conveniencia de actividades como la perforación en busca de petróleo, con ejemplos como el de Noruega, cuyas acciones, aunque presentadas como ejemplares, tienen un impacto ambiental negativo similar al de otros países productores de petróleo, como Arabia Saudita o Venezuela. La situación refleja una preocupante ausencia de consenso y acción concertada a escala mundial.

Estamos navegando hacia una tormenta perfecta. En Costa Rica, en lugar de proteger a nuestros pobladores en una gran embarcación acorazada, vamos en un cayuco de madera y sin remos.

Los primeros damnificados van a ser las poblaciones en zonas de alto riesgo que, en vez de gozar de una protección planificada y previsora, están condenadas a pedir limosna a la Comisión Nacional de Emergencias.

angel.herrera.ulloa@una.cr

El autor es director de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional.