Se inicia la carrera

Entre el 50% y el 70% de los ciudadanos no expresan preferencia por ningún partido

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Liberación Nacional (PLN) tendrá su convención en abril, el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) en junio y ya en el Partido Acción Ciudadana (PAC) se mencionan candidatos. Igual sucede en el Frente Amplio (FA). El disparo de salida para las elecciones del 2018 está dado, enero marca el inicio de los procesos internos de los partidos.

Contexto. Las débiles o ausentes identificaciones partidarias han sido constatadas por la encuestas, entre el 50% y el 70% de los ciudadanos no expresan preferencia por ningún partido. Si sumamos a este panorama la volatilidad de las predilecciones partidarias, cristaliza el rechazo de la política partidaria. Adicionalmente, la baja evaluación del gobierno configura un paisaje poco halagüeño para los partidos oficialistas (PAC y FA), acentuado por las declaraciones recientes del ministro de Hacienda augurando un 2017 muy duro.

Con el escenario de la competencia partidaria casi vacío, vuelve a ser probable el surgimiento de candidatos exitosos, que emergen del margen de error de las encuestas, siempre y cuando lean correctamente la situación e implementen una dinámica de campaña acorde con esa lectura de la sociedad y de la cultura.

Una sociedad civil diferenciada cada vez más y grupos de presión organizados auguran un nuevo orden político, alejado no solamente de los hechos de 1948, sino del discurso dominante a partir de los años noventa, centrado este en el libre comercio internacional, la supuesta racionalidad total de los actores políticos y el rechazo dogmático del Estado.

Con el avance del proteccionismo, el populismo y el nacionalismo en el orbe, la necesaria apertura de nuestra economía hacia el mundo encontrará serios desafíos y el discurso globalizante por una sociedad sin Estado se agota.

Las nuevas realidades no propician la resurrección del bipartidismo tradicional y el horizonte podría establecerse entre un multipartidismo simplificado, el mantenimiento del actual o una atomización más aguda del sistema de partidos.

La atmósfera política tampoco augura un avance de la agenda fiscal del gobierno. En año electoral, los partidos no querrán asociarse a los impuestos, a pesar de las ingenuas ilusiones de los tecnócratas del FMI y de la publicidad gubernamental.

Los partidos. Este contexto crea gran estrés para los partidos oficialistas. En elecciones anteriores, el PAC siempre logró avances significativos hacia finales de las campañas, por eso, algunos de sus dirigentes no se preocupan de los malos resultados presentes. Sin embargo, en esta ocasión el PAC y sus aliados no podrán transformarse en los profetas denunciantes de lo establecido y tampoco contarán con la emoción de movimientos sociales afines que contribuyeron a la pérdida de legitimidad del gobierno de Laura Chinchilla. El PAC es parte de lo establecido.

La división interna del partido de gobierno será también un gran reto, pues lo atraviesan múltiples corrientes políticas e ideológicas, entre ellas el ottonismo centrista, el luisguillermismo centroizquierdista y el izquierdismo de los grupos que capturaron la estructura formal del partido.

A todo lo anterior debe agregarse el impacto negativo de recientes sentencias desfavorables.

El FA, aunque ha querido desmarcarse del gobierno diciendo que no tiene ministros o jerarcas, deberá enfrentar el peso de su alianza parlamentaria con el gobierno del PAC. Adicionalmente, sus adversarios le señalaran su alianza política con el PAC y el movimiento sindical Patria Justa: el Pacto del Melico Salazar. No obstante, el FA no está exento de contradicciones entre grupos rupturistas que reclaman mayor beligerancia con respecto al gobierno de Solís y aquellos que le han declarado la paz a Solís en busca de formar una coalición más amplia entre el FA y el PAC para el 2018.

EL PLN arranca con una clara polarización entre Figueres y Álvarez, confrontado al reto de aumentar una base electoral que pasó del 35% en época del bipartidismo a un 20% o 25% en el presente. Las elecciones primarias de abril serán la oportunidad no solo de establecer la correlación de fuerzas internas, sino también de incorporar nuevos votantes a su capital político.

Figueres enfrenta el reto de superar las opiniones desfavorables, aunque cuenta con el peso histórico de ciertas estructuras partidarias donde lleva ventaja.

Antonio Álvarez puede apostar a su experiencia y a sus favorables, pero debe construir dirigencia, apoyándose en las estructuras del arismo, aunque consciente de que, si bien estas son necesarias, resultan insuficientes para ganar la elección interna y las nacionales.

El retador deberá movilizar a sectores no identificados con el PLN para enfrentar a un adversario que no dejará de señalar que Desanti abandonó el PLN. Por otra parte, ¿podrá Álvarez hacer una intensa campaña sin renunciar a la presidencia de la Asamblea Legislativa?

La familia socialcristiana se encuentra dividida entre el Partido Republicano Socialcristiano (PRSC) y el PUSC, con balance favorable para este último, que en las últimas municipales logró más de cien mil votos, frente a un poco más de sesenta mil del primero.

El PUSC tendrá una competencia entre Rodolfo Piza y Rafael Ortiz. Piza cuenta con la ventaja de su pasada candidatura y con más diputados. Ortiz tiene pendiente la tarea de darse a conocer. Ideológicamente, Ortiz se presenta más a la izquierda y le recuerda continuamente a Piza su pasada participación libertaria.

El proceso del PUSC apenas se inicia y será más largo que el del PLN, habrá que observarlo con atención para sacar conclusiones adecuadas.

El doctor Hernández, del PRSC, deberá cargar con el recuerdo de su abrupta retirada en la pasada primaria del PUSC, aunque posee el apoyo del calderonismo histórico. Además, tendrá que mostrar competencia en el manejo de los asuntos públicos, la dirección del Hospital de Niños es insuficiente para movilizar a los votantes.

Sorpresas. Volatilidad, débiles identificaciones partidarias y decepción con el gobierno podrían producir alejamiento de los partidos existentes y fertilizar el terreno para nuevos populistas que traten de aprovecharse de problemas como la inmigración y la seguridad; cuando la gente no cree en nada, puede llegar a creer en cualquier cosa, pensemos en Trump y los populistas de extrema derecha en Europa.

Sin embargo, el espacio para los recién llegados se agota, Trump tuvo más de un año y medio para hacer calar su mensaje, además de contar con la estructura del partido republicano. Igual podría decirse del fenómeno Luis Guillermo, quien también contó con cierta estructura de la gente PAC.

Emociones. Se equivocan quienes todavía piensan que la decisión de voto es una decisión racional frente al programa de gobierno, hemos entrado en la era de las democracias sentimentales, la gente vota movida por emociones (miedo, revancha, resentimiento, esperanza, cólera, indignación, enojo).

La lectura de las pasiones sociales dominantes será un elemento crucial en el próximo proceso electoral. Las bases electorales tradicionales han explotado, la promesa de alegría de los nuevos partidos ha sido cuestionada por las realidades de la vida política y las redes sociales crean una democracia de audiencia que se transforma en rival para la democracia representativa.

¿Será una opción prometer la estabilidad del pasado?, ¿será efectiva nuevamente la consigna del cambio?, ¿será creíble la promesa de nuevos amaneceres?, ¿será suficiente el deseo del castigo al gobierno?, ¿movilizará todavía el miedo al chavismo?

El autor es politólogo.