Se busca ministro de Comunicación

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

No hay duda de que, con regularidad, podemos enfrentar problemas de todo tipo, originados en carencias de comunicación debido a un malentendido, o a un mensaje mal dirigido o mal expuesto.

Pareciera sencillo, pero a los seres humanos nos ha costado entenderlo desde los tiempos del libro del Génesis, cuando la causa del fracaso en la construcción de la Torre de Babel se debió a que Dios confundió a los constructores y “los puso a hablar en diferentes lenguas”, de modo que ya no pudieron entenderse entre ellos y se dispersaron por toda la tierra.

Mercadeo y comunicación. En materia política, se equivoca quien confunda el simple mercadeo con la comunicación política. Al respecto, no hay duda de que el mercadeo político funciona en una campaña electoral. Un excelente ejemplo de ello son las Caravanas de la Alegría del Partido Acción Ciudadana (PAC), instrumento que contribuyó al triunfo contundente del actual presidente, don Luis Guillermo Solís Rivera.

Pero, ya en el Gobierno, no es suficiente el mercadeo, ya que se requiere una efectiva y transparente comunicación política con los distintos sectores de la sociedad, con la oposición y entre los propios colaboradores del Gobierno.

El tema de la comunicación en nuestros días, para un gerente, un empresario, un político o un jerarca de gobierno, se vuelve todavía más sensible y complejo, debido a la mediación entre los medios de comunicación colectiva y la ciudadanía, y también por la inmediatez que logran las redes sociales entre los actores y la colectividad.

La comunicación política es hoy indispensable para un Gobierno que desea comunicar sus objetivos, logros y adversidades.

Claridad y precisión. Sin duda alguna, hoy más que nunca es indispensable que los jerarcas de gobierno se comuniquen con claridad y precisión, a fin de mantener un diálogo constructivo para permitir que la información veraz y precisa fluya e, incluso, retroalimente a los actores, y, ojalá, facilite la cohesión de la sociedad en pro de objetivos claros de desarrollo y armonía social, conforme a los planes y las acciones de gobierno.

Tratando de ser constructivo, hay que señalar que al Poder Ejecutivo le urgen los servicios de un buen ministro de Comunicación, pues, un día sí y otro también, comete pifia tras gazapo en su delicada labor de comunicación política.

Dos perlas. El problema es que, muchas veces, los esfuerzos del Gobierno no parecen estar enfocados en una buena gestión y su correspondiente comunicación, sino en la labor de recuento de los daños que sus manifestaciones públicas producen. Para muestra, hemos tenido recientemente dos perlas que acongojan e, incluso, comprometen a terceros.

La primera: cuando el presidente ejecutivo del ICE sale a la prensa, anuncia un aumento de las tarifas eléctricas y, de inmediato, suenan todas las alarmas en la Casa Presidencial ante semejante información, contraria a toda directriz y manifestación que ha hecho, desde el 8 de mayo, el señor presidente.

Y la más reciente: cuando el señor ministro de la Presidencia, con absoluta impericia, suelta una bomba noticiosa que podría haber causado una corrida financiera y, consecuentemente, mucho daño al Banco Citi –ya que el negocio bancario se fundamenta en la confianza del público–, luego de anunciar el cierre de operaciones de esa entidad en el país y el despido de 711 funcionarios. Momentos después, corrieron a rectificar semejante desaguisado.

Lamentable. Resulta lamentable que el Poder Ejecutivo exhiba públicamente semejantes falencias, habida cuenta de que la comunicación política efectiva, asertiva y veraz es una herramienta muy provechosa y de indispensable uso diario, cuando se tienen claros los objetivos y, además, se hace por medio de las personas adecuadas.

Pareciera que, contrariamente a lo que desea el señor presidente, sus voceros están haciendo que nuestro pueblo, como ocurrió con los constructores de Babel, se confunda y se disperse por todo el territorio.