Rumbo al 4 de febrero

Los políticos nos dicen lo que van a hacer, pero nunca escuchamos cómo van a lograrlo.

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Los costarricenses nos sentimos profundamente orgullosos de nuestra tradición democrática y presumimos de vivir en un país donde se garantiza nuestro derecho al voto. Pero ¿acudimos a las urnas conscientes de la responsabilidad de nuestro acto? Creo que los políticos han fracasado en transmitirnos un mensaje claro y, peor aún, los ciudadanos hemos fallado en exigirlo.

En los últimos 50 años, hemos pasado por la tradición de llenar los techos y las calles con banderas, la algarabía de las plazas públicas, las reuniones en las casas de los influyentes del pueblo para, finalmente, cerrar las campañas con las manifestaciones de fuerza que tomaban San José desde diferentes puntos. Hemos visto a los partidos políticos y sus candidatos lucirse en espacios de radio y televisión, así como con las pegajosas melodías de gran creatividad.

Los ataques a la vida personal de cada candidato han sido sustituidos por la investigación exhaustiva para encontrar cualquier seña de un acto irregular tanto del candidato como de alguno de sus partidarios, hecho que en los últimos años ha cobrado gran importancia, sobre todo, por el papel que desempeñan las redes sociales en el diario quehacer.

Discurso vacío. Todos nuestros candidatos nos ofrecen luchar contra la corrupción, el crimen organizado y el narcotráfico, fortalecer la seguridad ciudadana, mejorar la economía, crear cantidades de fuentes de trabajo y la construcción de viviendas junto con la entrega de bonos. Nos hablan de las presas y el transporte público, de llevar desarrollo a las regiones rurales. En fin, luchar por una Costa Rica mejor y más igual para todos.

El gran problema es que dentro de esa escogida retórica con que nos llenan el oído todos los días nunca escuchamos propuestas concretas.

¡Nos dicen lo que van a hacer, pero nunca cómo van a lograrlo! Nos ofrecen interminables planes de gobierno, pero nunca nos dicen quiénes estarán al frente para lograrlo.

La administración pública se ha convertido en una gran piñata política, donde, en cada partido, existe una interminable fila de candidatos, muchas veces con el único atestado de haber colaborado en la campaña, dispuestos a ocupar cualquier puesto, hasta sin conocer el oficio.

Explicación fundamental. El recuerdo de las glorias pasadas de los partidos políticos ya no alcanzan para convencer a los votantes, porque la mayoría no sabe quiénes fueron los caudillos ni cuáles sus logros. En todo caso, son las obras pasadas de otras personas. Hoy, nuestro país necesita de absoluta transparencia, donde los candidatos a presidente de la República deben explicarse en tres puntos fundamentales:

1. Con palabras sencillas, explicar cuáles son sus propuestas de gobierno y cuál es el plan para lograrlo, dígannos el qué, pero también el cómo, no la trillada frase “en mi gobierno vamos a…”.

2. Infórmennos sobre su propuesta completa de gabinete, enseñen quién va para cada puesto, que todos podamos ejercer nuestro derecho al voto con amplia consciencia del equipo por quien vamos a votar, y no solamente por los candidatos a presidente y vicepresidentes. Ya suficientemente malo es que tengamos que votar por los diputados en grupo y no individualmente.

3. Debemos conocer las medidas no populares que deben adoptarse para sacar adelante a nuestro país, dejando atrás los discursos llenos solo de esperanza y que esconden la realidad.

Solamente después de conocer esta información, creo que debemos acercarnos a las urnas electorales y depositar nuestro voto con plena consciencia de nuestros actos, conociendo la verdad y en quiénes vamos a confiar.

De esta manera no tendremos que lamentarnos ni lavarnos las manos, pues, cada uno con su voto, estará siendo partícipe, verdaderamente, de escoger nuestro destino.

El autor es médico.