Retro-ceder

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Insiste el presidente de la Asamblea Legislativa en que los diputados necesitan un nuevo edificio. Estamos de acuerdo. Pero no con esa combinación de lo no combinable. Madre mía, este autobús que proyectan encima del edificio actual de los padres (y las madres, cómo no) de la patria no encaja en el entorno.

Aceptamos que en la paza de la Cultura, al lado del clásico edificio, se pusieron bancas de metal, donde, con sol, uno se quema el posterior.

Sin embargo, ese mamotreto que ofrecen no va: corta el confluir estético. No es vanguardia (curiosa contracción de avant-garde ); en la misma lógica ilógica, es arrière-garde : retro-ceder. Ya nos imaginamos a los transeúntes viendo hacia este local, meca del trabajo de los diputados… y disputadas allí arriba.

¿Alguna retro-alimentación? ¿Por qué no re-tomar la solución integral de un centro cívico (ver el Semanario Universidad de setiembre), agrupando edificios públicos, ahorrando arriendo: de San Pedro hacia barrio Pinto, a la derecha, de repente se ve un predio grande bajando hacia el edificio que Juan Carlos Mendoza, anterior presidente de la Asamblea, estaba por ocupar.