Reglamento de sodas escolares: un acierto

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Desde hace más de 15 años, el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), ha promovido una línea de investigación orientada a evaluar la calidad de la dieta de los niños y adolescentes costarricenses, con el fin de proveer información para la definición de políticas públicas orientadas a mejorar los hábitos alimentarios de estos grupos poblacionales.

Los resultados de estas investigaciones han señalado reiteradamente que la alimentación de los niños y adolescentes se aleja considerablemente de las recomendaciones brindadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la optimización del crecimiento físico, el desarrollo cognoscitivo, la maduración ósea y sexual, y la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.

Las investigaciones del Inciensa han mostrado la necesidad de desestimular la oferta de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar y grasa, pues estos actúan como coadyuvantes de la obesidad y del sobrepeso, que son perjudiciales para la salud física y el adecuado desarrollo psicosocial de los niños y adolescentes.

Medida acertada y urgente. Como investigadores en nutrición, consideramos que la aplicación del Reglamento para el funcionamiento y administración del servicio de soda en los centros educativos es no solo acertada sino urgente.

El espíritu de este reglamento es promover una oferta de productos que contribuya a una elección más saludable, pues la soda ejerce un efecto prescriptor, al condicionar la selección de los elementos que integran la dieta de los estudiantes.

A su vez, consideramos que debe existir coherencia entre lo que se enseña en las aulas sobre alimentación saludable y la calidad de los alimentos que se ofertan en el ambiente escolar.

Investigaciones realizadas por el Inciensa indican que los adolescentes perciben como “cochinadas” los alimentos disponibles en las sodas, y que señalan que los consumen pues no tienen otra opción para “matar” el hambre.

El fundamento del mencionado reglamento debe comprenderse en el marco de la evidencia científica arrojada por investigaciones realizadas en el entorno escolar.

Datos del Inciensa han señalado que los alimentos disponibles en las sodas escolares aportan cantidades considerablemente altas de grasa a la dieta de los niños y adolescentes.

Un perro caliente y unas papas fritas pueden aportar casi 5 cucharaditas de grasa adicionada, un cangrejo arreglado 8 y una sola empanada alrededor de 6.

Es decir, el consumo de uno solo de estos alimentos puede cubrir la quinta parte de la energía que un niño o un adolescente requiere diariamente.

Un solo paquete de galletas con cobertura de chocolate aporta lo equivalente a ½ cucharadita de grasas trans, las cuales no deberían consumirse por ser perjudiciales a la salud del corazón. Asimismo, una porción de los alimentos de paquete aporta el 10% del total de sodio que debe consumirse diariamente.

Cabe aclarar que una sola bolsita de estos alimentos constituye entre 2 a 4 porciones, contribuyendo así hasta un 40% del total de sodio que debe consumirse al día.

Un refresco preenvasado de 300 mL con azúcar adicionada aporta en promedio 6 cucharaditas de azúcar, lo cual es mayor al consumo máximo (5 cucharaditas/día) de azúcar proveniente de bebidas con azúcar recomendado por la Asociación Americana del Corazón para prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.

A su vez, investigaciones del Inciensa evidencian que los estudiantes consumen más de uno de estos refrescos mientras están en el centro educativo, lo que eleva el promedio de consumo de azúcar adicionada a 10 cucharaditas por día. En lo que respecta al consumo de gaseosas con o sin azúcar, muchos estudios observacionales han señalado su efecto negativo.

Fomento de hábitos saludables. Existen diversos instrumentos de políticas públicas que permiten modificar el consumo de alimentos y fomentar hábitos alimentarios saludables al modificar la disponibilidad, el acceso, el conocimiento de los alimentos, y las opciones personales. Diversos estudios del Inciensa evidencian que la “soda escolar” es un “recurso didáctico” que puede contribuir a reforzar el establecimiento de adecuados hábitos alimentarios por medio de la oferta de comidas y bebidas saludables.

Con un decreto que modifica los alimentos disponibles en el ambiente escolar y contribuye a reforzar la alimentación saludable como algo propio de la cultura alimentaria de niños y jóvenes, Costa Rica se ha unido a países tales como Finlandia, Corea del Sur, Brasil, España, Chile, Estados Unidos y México en la regulación de la oferta de alimentos en los centros educativos.

Instamos a los padres de familia, como parte importante de la comunidad educativa, a tomar conciencia de sus hábitos alimentarios y de los que le están modelando en sus hijos, y a apoyar la iniciativa de los ministerios de Educación Pública y Salud.

Asimismo, instamos a la industria alimentaria a fortalecer e integrar las acciones de promoción de la salud mediante la reformulación de sus productos.