Razón de un viaje de trabajo

Cadena de desaciertos en una opinión periodística

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No es necesario incurrir en tantos yerros, como lo hace el periodista Ernesto Rivera , en nota de La Nación del 11 de mayo anterior, en relación con un viaje de trabajo que hice a Bangkok, Tailandia, en cumplimiento de mis funciones como vicepresidente del Grupo Parlamentario de Latinoamérica y como presidente de la Comisión de Narcotráfico de la Asamblea Legislativa de Costa Rica.

A ese viaje fui designado el 19 de octubre de 2009, cinco meses antes de que un Tribunal de Trabajo emitiera la resolución a la que hace alusión. No fue una gira preparada a última hora y a toda carrera, como Rivera pretende hacer ver.

La cita fue de suma importancia, toda vez que la lucha contra el narcotráfico internacional debe afrontarse con alianzas, convenios y apoyo entre las naciones.

Mi presencia en ese encuentro era conveniente para darle continuidad a diversas iniciativas en indagaciones que se vienen gestando en beneficio de Costa Rica y de otros países. Además, como ya debía separarme del grupo, porque mi período de diputado llegaba a su final, tenía que entregarles personalmente, a los demás miembros de ese foro, diversos materiales y rendir un informe de primera mano sobre tareas en que he venido trabajando en relación con esto.

En la Comisión de Narcotráfico de la Asamblea Legislativa, de la que fui su presidente durante tres años, se aprobaron, entre otras cosas, cuatro importantes convenios con diversos países, sobre lo que Ernesto Rivera no escribió una línea.

Por otro lado, debe quedar claro que yo estoy involucrado en un juicio laboral y no penal, como erróneamente lo escribe el periodista, quien debería preguntarle a un abogado sobre la diferencia de ambas materias a fin de que no se vuelva a enredar y no trate de confundir a los lectores de La Nación.

Tampoco yo he sido condenado, pues el asunto lo habrá de definir casación. En todo este proceso judicial he tenido una resolución en contra y dos a favor. De estas últimas tampoco el periodista Rivera ha dicho nada. Y no es cierto, al día de su nota, que yo hubiera hecho apelación alguna.

Y para rematar su cadena de desaciertos –¿intencionales?, ¿por lamentable despiste profesional?– dice que yo participé en un encuentro internacional de diputadas –y hasta hace mofa de las enaguas, en una clara muestra de su machismo–, cuando en realidad quien asistía a esas actividades era la entonces legisladora Evita Arguedas.

¡Lástima tiempo y espacio desperdiciados con tantos yerros, en una nota que evidencia la intención del periodista de hincar su diente en la honra ajena!