Prudencia ante la situación cambiaria

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En las últimas semanas el tipo de cambio ha tenido variaciones importantes, resultado de diversos factores, entre ellos, la incertidumbre que siempre generan procesos electorales como el que estamos viviendo. Por eso es importante separar la paja del grano y analizar con prudencia la situación actual, así como las alternativas para enfrentarla.

Nuestro régimen cambiario actual contempla la posibilidad de que el tipo de cambio varíe de un día a otro, reflejando condiciones del mercado, sin que se requiera la intervención del Banco Central. Eso es importante, pues ha sido uno de los factores que nos han permitido alcanzar tasas de inflación muy bajas y devolverles a los costarricenses el poder de compra de sus ingresos y la confianza en su moneda. Nuestro régimen cambiario actual también se apoya en la capacidad del Banco Central para intervenir en el mercado, cuando lo considera prudente, sea para comprar dólares o para venderlos. En estos momentos el Banco Central tiene un nivel de reservas monetarias internacionales superior a los $7.000 millones, por lo cual no hay posibilidad que se pierda el control de la situación. Ya el Banco Central intervino hace algunos días para moderar la volatilidad y confiamos en que lo hará nuevamente, si las circunstancias así lo ameritan.

Por otra parte, es importante tener presente que el tipo de cambio debe ajustarse a cambios en las condiciones externas del país. Los Estados Unidos, que habían seguido una política monetaria muy expansiva, aumentando fuertemente la liquidez internacional, han empezado a recoger velas, con lo cual las tasas de interés en el mundo han empezado a subir y la oferta de dólares para países emergentes ha empezado a disminuir. Esto contribuirá a provocar un aumento paulatino en el tipo de cambio, lo cual apoyará los esfuerzos de los miles de costarricenses que trabajan en actividades de exportación, de turismo y producen bienes que compiten con los bienes importados en los mercados locales, contribuyendo a mantener e incrementar las oportunidades de trabajo y de producción de estos sectores.

Somos conscientes, también, que muchos costarricenses, atraídos por tasas de interés en dólares relativamente bajas y por la creencia que el tipo de cambio se mantendría en el piso de la banda cambiaria, han asumido deudas en dólares para adquirir sus vehículos y sus viviendas, y otros han adquirido compromisos como alquileres en moneda extranjera. Estos compatriotas, que se beneficiaron durante los últimos años por la estabilidad cambiaria, se ven ahora afectados por el aumento en la cotización del dólar. Para ellos, no es posible evitar que el tipo de cambio se mueva, pero sí lo es que la volatilidad de la moneda no sea elevada, en especial si son factores no económicos los que determinan las fuerzas que la impulsan.

Ante la situación observada en las últimas semanas, nuestra recomendación es no actuar impulsivamente, sino de manera reflexiva, buscando el consejo de analistas prudentes. Sabemos que las autoridades tienen los instrumentos necesarios para evitar altos grados de volatilidad y confiamos en que los sabrán utilizar, si las circunstancias lo requirieran. Sabemos también que, en el pasado, quienes actuaron de manera impulsiva, tratando de vender los dólares cuando el tipo de cambio bajaba o comprándolos frenéticamente cuando subía, enfrentaron pérdidas importantes de su riqueza.

Actuaremos con alta responsabilidad en este y en otros temas, de recibir la voluntad de los costarricenses, a partir del próximo 8 de mayo. Sabemos que el tipo de cambio es un precio esencial para mantener la estabilidad interna y para apoyar el esfuerzo de quienes laboran en actividades exportadoras de bienes y de servicios. Ante las condiciones especulativas de corto plazo, creemos en una firme y decidida actuación de nuestra autoridad monetaria, pero seremos prudentes ante cambios en las condiciones estructurales del mercado, favoreciendo un ordenado ajuste en el proceso cambiario. Para ello, es importante mejorar la situación fiscal y establecer una cuidadosa política de tasas de interés, lo cual haremos desde el inicio de nuestro gobierno. Postergar decisiones cuando las circunstancias lo requieren, como es la situación actual de las finanzas públicas, puede dar beneficios políticos de corto plazo a quienes lo dicen, pero afecta al país a largo plazo.

Hoy, más que nunca, requerimos la solidaridad y la unión de todos los costarricenses, sin distingos de color político, para apoyar las perspectivas positivas de crecimiento y de generación de empleo en nuestra economía. Costa Rica, pese a la intensidad de la crisis financiera mundial, pudo crecer con estabilidad. Ahora que la crisis mundial va superándose, debemos tener la fe y la esperanza en nuestro futuro. En palabras de nuestro recordado poeta Isaac Felipe Azofeifa, “nunca se pone más oscuro que cuando va a amanecer”.