Es indiscutible que el cambio climatológico ha provocado una merma en las precipitaciones en la época lluviosa. La consecuencia inmediata de este fenómeno es la reducción del caudal de agua en los ríos y la imposibilidad de que los embalses anuales se llenen a su capacidad de diseño, lo cual representa un problema de graves repercusiones para la hacienda de los costarricenses.
Ante esta circunstancia, para suministrar la energía eléctrica que demanda el país a diario, el ICE se ve obligado a generar energía eléctrica usando sus plantas térmicas que consumen combustibles derivados del petróleo ( La Nación 16-01-2013) que hay que importar a un alto costo que se hará presente en las facturas de los usuarios por consumo de energía eléctrica. Las circunstancias obligan a pensar muy seriamente en este problema por las siguientes razones:
1. Un aumento del precio de venta de la energía eléctrica puede significar para los usuarios industriales una pérdida de competitividad lo que le traería graves consecuencias a la sociedad costarricense.
2. La energía eléctrica generada por los parques eólicos no es “despachable” (despacho es mantener el equilibrio entre la demanda y la generación de energía eléctrica) pues, si necesitamos más energía eléctrica, no podemos hacer que el viento sople con más velocidad y, si necesitamos menos, no podemos hacer que el viento sople con menos velocidad.
También hay que acordarse de que la generación eólica es muy sensible a los cambios de la velocidad del viento. Recientemente el ICE adjudicó 100 MW de potencia eólica y, aunque desconozco si la adjudicación ya está en firme pues se presentaron apelaciones a este proceso, su entrada en operación en un futuro podría ayudar a mitigar un poco los efectos de la merma en energía hídrica aunque su generación sea errática.
3. La generación de las plantas geotérmicas es despachable, pero asumo que en estos momentos los dos proyectos geotérmicos, Miravalles y Las Pailas, están en plena capacidad de generación.
4. El proyecto PH REVENTAZÓN está atrasado y, por consiguiente, no entrará en línea como se tenía programado (la ampliación del PH Cachí y el PH Río Macho sí parecen seguir su curso sin grandes atrasos).
Ante este panorama y para mitigar en un futuro el impacto en el bolsillo de los costarricenses, propongo lo siguiente:
1. Dilucidar si, ante la perspectiva de que el fenómeno de bajo régimen de lluvias persista o en el peor de los casos empeore, todavía es razonable emprender un megaproyecto hidroeléctrico como el PH Diquís.
2. Ya que las plantas geotérmicas tienen un factor de planta que puede superar el 80% (lo cual significa que el vapor es un medio muy confiable y de altísima disponibilidad) se debe proceder a acelerar la ampliación de la capacidad de generación de las plantas geotérmicas de Miravalles y Las Pailas si es que todavía existe esa posibilidad y tratar de adelantar la fecha de entrada en operación de las plantas geotérmicas que en el documento “Plan de Expansión de la Generación Eléctrica 2012-2024” están denominadas como “Geotérmico - Proyecto 1 y “Geotérmico - Proyecto 2”.
3. La Asamblea Legislativa debe acelerar la aprobación de las leyes que le permitan al ICE explorar y explotar los campos geotérmicos que se encuentran en los parques nacionales, dándoles altísima prioridad (casi de emergencia nacional), pues un proyecto de esta naturaleza toma años en realizarse. Es de importancia vital aumentar la participación porcentual de la generación de energía geotérmica en la matriz energética del país (actualmente en aproximadamente 11,5%).
4. El documento del ICE “Costa Rica: Proyecciones de la demanda eléctrica 2011-2033”, es un documento vital para la planificación de la generación de energía eléctrica y debe actualizarse de inmediato para actualizar el Plan de Generación que de todas maneras debe actualizarse con la reciente adjudicación de proyectos privados de energía eólica e hídrica.
5. El usuario debe proceder a ahorrar energía eléctrica tomando medidas específicas en este sentido y así bajar la demanda.