Preocúpese por el IVM

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Preocúpese. Si usted cotiza para el Régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), de seguro se jubilará con ese sistema, pero no es seguro en qué condiciones.

Preocúpese, porque ya un estudio actuarial de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Costa Rica confirmó que, pronto, el fondo entrará en una peor crisis.

Preocúpese, porque la politiquería y el populismo se metieron a tomar decisiones sobre el futuro del IVM.

¿Decisiones? El problema es ese. Que las decisiones debieron tomarse en los últimos 10 años, pero, comenzando por la Junta Directiva de la CCSS, minimizaron el problema y ahora el colapso del régimen está a pocos años si no se hacen los ajustes.

La “mesa de diálogo” que se conformó para tomar decisiones ha sido un fiasco porque ni se ponen de acuerdo para empezar a dialogar.

El Gobierno es el principal responsable del descalabro de ese intento de “diálogo” y será el principal responsable de lo que resulte ahora.

Su gran error ha sido aflojar ante los sindicatos y concederles la destitución de María del Rocío Sáenz de la presidencia ejecutiva de la CCSS.

La Casa Presidencial le cobró el voto que ella dio al alza de un punto porcentual en las cuotas de los trabajadores al IVM, que pasarán, en seis meses, de 2,84% a 3,84%.

Es cierto, nos golpeará en los salarios, pero el impacto en las finanzas del IVM es minúsculo. Apenas ¢100.000 millones al año, que son nada ante el descalabro que la Junta Directiva de la CCSS –integrada por Gobierno, patronos y sindicatos– han puesto a este poderoso régimen.

Los trabajadores somos responsables de esto, porque hemos permitido que ignorantes del manejo de pensiones gobiernen nuestro fondo de jubilación.

Qué más politiquería que la del Gobierno de “renunciar” a Sáenz en campaña electoral. Qué más politiquería que la de diputados de Liberación, Unidad y Frente Amplio de autorizar, en campaña electoral y cuando el barco hace aguas, la fuga de educadores del IVM al fondo del Magisterio...

Preocúpese. Es alarmante ver que una clase política y sindical populista tiene el poder sobre el futuro del IVM y que, a corto plazo, no hay soluciones. Preocupémonos.

El autor es jefe de redacción en La Nación.