Planes realizables

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Con la fiesta cívica y democrática que nos espera a la vuelta de la esquina, muchos electores nos encontramos en la misma disyuntiva: ¿Por quién votar?

Soy del criterio de que una de las mejores formas de seleccionar la opción que más nos convenga entre los candidatos a la presidencia de la República es, precisamente, a través de la información contenida en cada uno de los planes de gobierno, propuestos por los partidos participantes.

El problema es que, a la hora de leer dichos programas, nos encontramos con una lista, casi interminable, de promesas de campaña que abarcan los más variopintos temas. En efecto, desde el tratamiento de problemas de primer orden (el de infraestructura vial) hasta el menos imaginable, todos son parte del menú ofrecido. Sin duda, dichas propuestas, en muchos de los casos, son irrealizables o difíciles de materializar, al menos, en cuatro años...

Existen dificultades nacionales cuya envergadura exige un tratamiento profundo, con la necesaria participación del Poder Legislativo en la promulgación de las leyes necesarias para impulsar las iniciativas propuestas por el Ejecutivo. Sin el apoyo de la mayoría en el Congreso, muchas intenciones nacidas en Casa Presidencial quedarán sepultadas en el primer intento.

Igualmente, a la hora de plasmar un determinado plan de gobierno, es necesario tener una comprensión amplia y profusa de la realidad nacional imperante. Si lo que se pretende, por ejemplo, es bajar el precio de un determinado servicio público, ineludiblemente debe sopesarse el costo que representaría a mediano plazo, para el erario público, dicho beneficio.

Definitivamente, no es nada sano afectar las arcas del Estado con tal de implementar una medida para que el pueblo esté contento con el Gobierno de turno pues, a la vuelta de la esquina, pudiera ser que se deba sacrificar el bolsillo de las familias más necesitadas para hacerle frente al lucro cesante que representaría adoptar dicha medida.

Cinco temas esenciales. Por este breve recuento, estimo que los planes de gobierno deberían descansar, a lo mucho, sobre cinco temas esenciales que sí puedan llevarse a cabo durante su administración.

¿Por qué solo cinco propuestas? Está demostrado que el tratar de abarcar muchos temas no permite brindarles la atención adecuada, máxime cuando las soluciones propuestas requieren la participación esencial de otros actores dentro del engranaje político.

Para nadie es un secreto que, en la actualidad, existen cinco grandes temas de agenda nacional que deben ser atendidos con urgencia: seguridad ciudadana, infraestructura vial, recuperación de la estabilidad económica y social en los puertos nacionales, seguimiento a la estabilización de la Caja Costarricense de Seguro Social, y el desempleo que afecta a profesionales jóvenes y a personas mayores de 40 años.

Ello no quiere decir que el Gobierno pueda desatender otras necesidades sociales y económicas, para nada. Lo que pretendo dar a entender es que, a través de dicha priorización, paralelamente se pueden instaurar planes de seguimiento a otras necesidades nacionales, a través de cada ministerio o institución del Estado.

El país se encuentra sumido en un preocupante fenómeno de ingobernabilidad motivado, entre otras causas, por la falta de compromiso en la gestión pública.

La falta de compromiso va de la mano con prometer mucho y cumplir poco. He ahí el meollo del asunto. Cuando un Gobierno se propone la utópica tarea de reformar todo un país en solo cuatro años (y al final no lo logra) la población tiene sobradas razones para sentir la desilusión que profesa por la gestión pública y la política.

No se vale que en época de campaña la mayoría de los partidos políticos, y sus respectivos candidatos, hagan promesa sobre promesa con tal de acaparar la preferencia del electorado.

El pueblo costarricense necesita volver a creer en los políticos y qué mejor forma que ver materializadas, al menos, las promesas básicas contenidas en un determinado plan de gobierno.

Prometer poco y lograrlo, con importantes beneficios para el país, es parte de la solución a la encrucijada en que nos encontramos frente a las elecciones que se avecinan.