Petróleo de Costa Rica

Aparentemente tenemos un subsuelo muy rico, en áreas con pobreza y limitaciones económicas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Costa Rica gasta entre $1.200 millones y $1.400 millones en su factura petrolera anual (puede ser más o menos, según fluctuaciones de precios). Esto equivale a unos 20 millones de barriles al año, consumo que crece rápidamente.

Estimaciones hechas sobre el petróleo que podría tener el país en diferentes yacimientos dicen que es muy por encima del consumo nacional. O sea, que si tuviéramos petróleo, como pareciera que lo tenemos, resolveríamos un problema interno de factura petrolera y tendríamos para exportar. Habría un derrame económico para el país en general.

Aparentemente tenemos un subsuelo muy rico, en áreas con pobreza y limitaciones económicas y de desarrollo.

Solo como reflexión, les daré cifras a las cuales hemos tenido acceso. Con tecnologías ya superadas (con las nuevas tecnologías de exploración pueden incrementarse los volúmenes). Veamos datos.

Cantidades importantes. En abril de 1988, una empresa calculó que las reservas posibles de Costa Rica podrían ser de 4.194 millones de barriles, en la estimación más probable, o un máximo de 22.863 millones de barriles.

En el 2002, con la aplicación de nuevos adelantos tecnológicos que ocurrieron en más de una década, se estimó que solo en las estructuras geológicas de Moín y Río Blanco habría 3.215 millones de barriles.

Por lo tanto, indican expertos que con los nuevos y continuos adelantos tecnológicos que se están dando, es muy posible que las estimaciones de reservas nacionales aumenten significativamente, pues permiten “ver” en el subsuelo lo que las tecnologías anteriores no pudieron.

Entonces, mi pregunta es: ¿Debe el país privarse de explotar este recurso en el territorio nacional por razones ideológicas, ambientales o politiqueras?

La pregunta se vuelve más importante cuando constatamos que se importa masivamente este recurso petrolero –que representa las dos terceras partes de nuestro consumo energético– que se explora, produce y refina en el extranjero. Con esas importaciones transferimos fuera de nuestras fronteras grandes cantidades de recursos fiscales y no fiscales, particularmente a los Estados Unidos. De acuerdo con información de Recope, el 98,9% de dichas compras vinieron de ese país.

Con responsabilidad. Por supuesto, siempre que se realice la explotación con la más moderna tecnología, tomando en cuenta la administración ambiental y respetando los parques nacionales y áreas protegidas. Además, que los datos sean verificados y certificados por el Colegio de Geólogos de Costa Rica, por ejemplo.

Estas son reflexiones que tengo cuando miro que países de la élite ecológica como Noruega explotan petróleo, y países ideológicamente diferentes como Cuba, Nicaragua, Rusia y China exploran o explotan petróleo. Y cuando conocemos una encuesta del Instituto Tecnológico, realizada en el 2015, que indica que “un 63,2% está a favor de que bajo ciertas condiciones se realicen explotaciones de petróleo porque mejoraría la economía nacional.

El autor es ambientalista.