Pablo Ureña: Gobernar desde Cuesta de Moras

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Seis de los ocho partidos de oposición con representación legislativa se pusieron de acuerdo y ganaron los puestos del Directorio para controlar la Asamblea durante los próximos doce meses.

La razón para hacerlo tiene que ver, según sus promotores, con la ausencia de una agenda estratégica fruto de la incapacidad del Ejecutivo y su fracción para proponerla y negociarla. En consecuencia, parecen proponerse sustituir a este poder desde Cuesta de Moras.

Pero –porque todo tiene un pero– el bloque opositor llega al control del Directorio legislativo sin una agenda estratégica propia. A lo sumo lo que tienen es una lista de proyectos, tan diversos entre sí como diversa es esta nueva edición de “una alianza por Costa Rica”. También llega sin un calendario para su trámite y sin una estructura ni orden lógico que permitan calificarla como agenda y menos como estratégica.

Así las cosas, ¿serán capaces estos seis partidos de estructurar, de verdad, una agenda estratégica propia y lograr aprobarla? ¿Lo harán por sí y ante sí, o buscarán al Ejecutivo para consensuar una agenda compartida? ¿Tendrá la capacidad el Ejecutivo, ahora sí, de identificar sus propias prioridades, o seguirá dando tumbos? ¿Aceptarán el Ejecutivo y el Partido Acción Ciudadana apoyar una agenda que no contemple la materia tributaria? ¿Permitirán el PAC y, sobre todo, el Frente Amplio que avance una agenda que no sea la suya propia?

En una Asamblea en donde el Reglamento exige, prácticamente, la conformidad del total de sus miembros para votar cualquier asunto de mediana trascendencia en adelante, el Directorio tiene pocas herramientas, por no decir ninguna, que permita hacer que la Asamblea avance. Salvo la persuasión, que no se logra desde el Directorio sino mediante el diálogo entre todas las fracciones, no hay forma de que asunto alguno llegue siquiera a votación.

Ante tantas interrogantes y debilidades estructurales, todo parece indicar que la “nueva Alianza por Costa Rica” –particularmente Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana– podría estar a las puertas de asumir, más allá de las atribuciones del Directorio, la responsabilidad de gobernar desde Cuesta de Moras, sin agenda propia ni ajena y con la evidente imposibilidad, por razones simplemente reglamentarias, de determinar la dinámica de la Asamblea.

(*)El autor es abogado