Otra forma de conservar las vías

Los modelos de conservación que usa el Conavi han demostrado serias falencias

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U no de los principales retos de Costa Rica en materia de infraestructura ve manifiesta su gravedad en los serios problemas de congestión que sufren la mayoría de los costarricenses prácticamente todos los días.

La visión gubernamental más reciente se ha orientado a enfocar sus esfuerzos para enfrentar este problema hacia la construcción de vías importantes, tal es el caso de proyectos como San José-San Ramón, la ampliación de la carretera en la ruta 32 y Cañas-Liberia, entre otros, lo cual es, en definitiva, necesario para minimizar el enorme rezago en Costa Rica.

Sin embargo, un aspecto de vital importancia que parece no haberse considerado dentro del ciclo de vida de estos proyectos es su conservación o mantenimiento. De esta forma surge la pregunta: ¿puede Costa Rica mantener la infraestructura que construye?

Los modelos de conservación que ha venido ejecutando el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) han demostrado serias falencias, entre ellas, la poca capacidad de restaurar y mantener eficientemente las carreteras.

En el mejor de los casos, los métodos tradicionales que se han usado solo han logrado retardar el deterioro y mantener una red vial en un frágil estado de equilibrio inestable, el cual se pierde de forma acelerada ante cualquier atraso en las adjudicaciones de los contratos de conservación.

Nuevo modelo. Tristemente, estos atrasos son muy frecuentes desde hace varias décadas. De esta forma, surgen en el caleidoscopio, como una alternativa digna de consideración, los denominados “modelos de conservación por niveles de servicio”.

Estos modelos de conservación fueron concebidos como contratos de gestión, donde se delega en los contratistas, por periodos de tres a cinco años, la responsabilidad de qué hacer en las rutas, cuándo hacerlo y en qué dimensión.

El rol del Estado es controlar el trabajo por medio de la definición de límites de deterioro admisibles, fuertes multas y realizando pagos a los contratistas en función del buen estado de las rutas y no en función del volumen de obra que deban ejecutar.

Resulta para nuestro medio un modelo interesante, donde se trasladan los riesgos de la conservación al sector privado, el cual ha demostrado internacionalmente que se encuentra mejor preparado para afrontarlos que el propio Estado.

Experiencia regional. En el año 2000, cerca de 495 proyectos de este tipo se estaban ejecutando en países como Argentina, Chile, Colombia, Guatemala y Uruguay. Asimismo, en el año 2003, se estaba formalizando la ejecución de 26 proyectos más de este tipo en Brasil, Ecuador y Perú, es decir, desde hace ya casi 20 años se ha ganado experiencia en este tipo de contratos en la región.

Más de 38.000 kilómetros de vías se han mantenido con este modelo, en distintas modalidades de contrato, lo cual constituye una vasta experiencia regional que podría formar la base para su puesta en funcionamiento en nuestro país.

Este tipo de contratos pueden ser una alternativa viable para el mantenimiento de la red vial pavimentada en Costa Rica, sin embargo, existen algunos aspectos que deben considerarse antes de intentar su utilización.

a) Independientemente del modelo de contratación que se utilice, es fundamental que se modifique y fortalezca la actual estructura organizativa. El Conavi debería ser capaz de ejecutar o contratar un proceso de verificación de la calidad riguroso, independiente y que tenga, además, la capacidad de formular especificaciones técnicas modernas para los carteles de contratación.

b) Se debe promover un cambio en la forma de trabajar de los contratistas nacionales, es necesaria la existencia de una nueva “especie” de contratistas, que tengan la capacidad de gestionar sobre los activos de una carretera y no solo de “ejecutar obra”, ya que la optimización de este modelo depende de que se tomen las mejores decisiones y en el momento oportuno y con sólido criterio técnico.

c) Desarrollar un adecuado control de externalidades tales como las sobrecargas de los vehículos pesados y un mejoramiento en los procesos de cobro de multas.

En definitiva, Costa Rica debe explorar nuevas formas de mantener las enormes inversiones en infraestructura que se vienen ejecutando, ya que no podemos esperar resultados distintos si seguimos haciendo siempre lo mismo.

Los autores son ingenieros del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica.